Tengo problemas con mis emociones casi desde que tengo memoria, soy exageradamente emocional y por supuesto que las emociones tienen un lugar en nuestro cerebro, hoy hablaremos de ello, especialmente ahora que me puse a investigar sobre la movida reciente de la “neurociencia de la felicidad” que está tomando mucho poder en estos últimos meses, así que si quieren conocer un poco más acerca del tema quédate conmigo y averígualo.

Las bases anatómicas del cerebro se dividen en tres y éstas funcionan como subsistemas cerebrales. La primera se trata del cerebro reptiliano, esta es la estructura más primitiva de todas, y su función principal consiste en descifrar los mensajes del medio ambiente y actuar ante ellos. Esta parte del cerebro es la que nos permite actuar por reflejo, en esta estructura no existen las improvisaciones y mucho menos permite la generación de conductas alternas o nuevas.

Luego está el cerebro límbico, que es un poco más desarrollado, gracias a éste podemos sentir y expresar opiniones. Este sistema se centra en la evasión del dolor y la recurrencia al placer, el sistema límbico tiene una interacción frecuente con el sistema hormonal y especialmente con el sistema nervioso autónomo, como resultado de esta llamada interacción tenemos que nuestro sistema responde con cambios físicos ante las emociones que actúan de forma súbita, es por esta razón que cuando estamos expuestos ciertas situaciones o emociones repentinas nuestro cuerpo comienza a experimentar sudoración, aumento del ritmo cardiaco, aumento de flujo sanguíneo y nuestra tonicidad muscular cambia radicalmente. Las principales funciones del sistema límbico se dividen en tres: la primera es la más básica y es la motivación a la supervivencia, luego está la función de integrar nuestra genética con el medio ambiente y por última función tenemos que este sistema también se encarga de integrar las señales tanto externas como internas previas a la realización de una acción.

Como ultima base anatómica cerebral está el neocórtex, podemos decir sin duda alguna que esta es la estructura más desarrollada y es la que se encarga de regular nuestras emociones y capacidades cognitivas. Mientras que el sistema límbico hace que reaccionemos ante las emociones de manera sintomática, el neocórtex por su parte recibe estas señales y hace posible que nosotros seamos conscientes de nuestras emociones y podamos así controlarlas. Es gracias al neocórtex que aunque experimentemos emociones desagradables podemos tener control sobre nosotros mismo y regular esas emociones, básicamente el neocórtex nos permite desarrollar la inteligencia emocional.

En lenguaje muy sencillo, las emociones son respuestas químicas que experimentamos y están condicionadas por la interacción de varios sistemas cerebrales. Esta reacción ocurre como respuesta emocional ante determinados estímulos, estos estímulos pueden ser tanto internos como externos.

Todos tenemos la capacidad de experimentar las emociones básicas como lo son la ira, alegría, tristeza y miedo. En cualquier ser humano estas emociones pueden aparecer mediante estímulos específicos y la reacción que tenga un individuo ante esos llamados estímulos va a depender de su historia evolutiva y ontogénica (desde la fecundación).

He leído muchos artículos en los que hablan de sentimientos y emociones como un solo sistema y NO es así, mientras que las emociones están condicionadas por estímulos muy precisos, los sentimientos en sí mismos implican un procesamiento emocional. Para poder experimentar sentimientos, ciertamente se activan las emociones, pero también lo hacen las funciones cognitivas, aquellas que se hallan en la corteza cerebral, pero no solo eso, sino que también se ve estimulada la corteza y la corteza temporal superior, estimulando a su vez el occipital angular bilateral; al existir el procesamiento de emociones se generan estados más duraderos.

En otras palabras, las emociones se diferencian de los sentimientos, porque además de depender de sistemas cerebrales distintos, las emociones se caracterizan por ser pasajeras, mientras que los sentimientos son duraderos.

Queridos lectores, lamento decirles que en cuanto al control de emociones nuestro sistema no ha evolucionado lo suficiente y está demostrado científicamente que definitivamente no podemos controlar las emociones, solo nos es posible regularlas, no podemos tener el control sobre si sentir tristeza o no, pero si podemos regular la emoción y gestionarla.

El hecho de evitar las emociones crea una sensación de displicencia, lo que resulta peor ante el “control” de las emociones, no se puede tomar una actitud evitativa, no se pueden “apagar” las emociones, pues son respuestas de nuestro cerebro y quien intenta hacerlo termina con trastornos mayores como lo puede ser la ansiedad.

La mejor opción para regular las emociones resulta ser la aceptación, pues a partir de la conciencia nos es posible la regulación en el momento oportuno. Hay muchos mecanismos para la regulación de las emociones, como lo son la respiración diafragmática, la meditación y hasta podemos emplear herramientas conductuales.

Como les mencionaba al inicio de esta entrada hay una corriente psicológica que está tomando fuerza en donde se trata mucho la felicidad desde el ámbito de la neurociencia, para ello se basan en distintos estudios científicos que se han realizado recientemente en las mejores universidades del mundo.

Ciertamente está demostrado que las emociones positivas además de producirnos salud emocional y física, amortiguan los síntomas depresivos. Las personas con depresión se caracterizan por la incapacidad de mantener emociones positivas.

Un estudio realizado recientemente y publicado en el Journal of Neuroscience, demostró que la activación prolongada de una región del cerebro llamada estriado ventral está estrictamente relacionada con el hecho de mantener emociones positivas por más tiempo y lo mejor de este estudio es que se demostró a su vez que podemos controlar la activación del estriado ventral, sí exactamente, la activación de esta región cerebral depende de nosotros.

El estudio logró encontrar la comprensión de las asociaciones de comportamiento del cerebro que se ven vinculadas a las emociones positivas y negativas, y de demostrar que cuando estriado ventral está activado, las emociones positivas están por encima de las negativas. También es importante recordar que no solo se trata de experimentar emociones positivas, sino que también cuenta el hecho de cuánto tiempo experimentamos esas emociones.

El estudio del que les hablaba anteriormente demostró que las personas que meditan de forma regular pueden mantener activado el estriado ventral por mucho más tiempo, así como las personas que hacen terapias de risa o desarrollan alguna actividad creativa. La activación de esta zona cerebral también se vio estimulada en aquellas personas que practican la bondad amorosa y la compasión, así como en aquellas personas que tienen rutinas de ejercicios o deportes regulares.