Como genio en botella- relato corto

En aquel tiempo no me quedaba nada, mi simple existencia era un eterno letargo, de vez en cuando podía ver a través de mi vieja ventana, como los niños se regocijaban en su temprana ignorancia, sin duda ellos eran felices pues les era indiferente temporalmente lo que suceda a su alrededor.

Todo mi mundo se iba cayendo a pedazos, debí ser fuerte, saben pude haberlo superado, me hubiera Salvado de estar atrapado aquí, malditas las voces que me invitaron a jalar el gatillo, aunque el inútil desde un principio fui yo.

La bala no me mato, pero me daño lo suficiente para permanecer por el resto de mi mísera vida atrapado en este sueño sin retorno, no había un alguien a quien decir adiós, simplemente quería morir sin embargo el cruel destino decidió que no he sufrido lo suficiente.

En esta vieja cama de hospital, me siento como un genio atrapado en un botella, un mimo encerrado en su propia caja, un alma abotellada en su cuerpo.

Puedo escucharlos! Ayuda!, Esas son las cosas que solía gritar con angustia y desesperación, aún podia percibir mi entorno, en realidad nunca me sentí solo mientras mi conciente estaba despierto, aunque nadie me escuchaba, mi voz estaba enmudecida y mi ojos cosidos.
Pero no todo era angustia y desesperación, para la tétrica desgracia que envolvía mi vida, las noches se llenaban de tétricas y penumbrosad pesadillas.
En aquellos negruzcos sueños, me sentía como un niño pequeño con flácidas piernas, y un corazón débil, me encontraba desvelado y perdido en unas viejas y pobres instalaciones de algún hospital, los pasillos eran inmensos, la oscuridad reinaba en su mayoría excluyendo leves rayos de luz que provenían de la nada. Un miedo irracional iba naciendo dentro de mí con cada puerta que habría, pues detrás de ellas solo había más pasillos desolados, eso fue apenas el comienzo.

En el silencio que estaba esparcido por todo el lugar, voces roncas comenzaron a susurrar cada vez con más fuerza y constancia, cuando cruzaba el umbral de una puerta, está se cerraba bruscamente detrás de mí, golpe tras golpe empezaban a azotar las paredes. Todo se tornó cada vez más surrealista y bizarro, manos en decadencia brotaban del suelo e intentaban agarrar mis piernas, sin más opción que sollozar e intentar correr entre aquellos oscuros pasillos, con el anhelo de algún momento descubrir una salida o un descanso.

Pasos pesados me seguían, una persecución que aceleraba mi corazón y nublaba mi mente había empezado a aterrarme más de lo que podía soportar.

En cierto punto, todo cesó, los golpes ni los pasos eran escuchados, me situaba solo en uno de los pasillos iguales a los del inicio. Vaya que me equivoqué, la haz de luz que siempre estaba alumbrando la siguiente puerta, se fue apagando con rapidez, finalmente las sombras habían invadido todo.

Con el corazón en la mano, y mi temple hecho cenizas, intenté escapar hacia el pasillo anterior pero mi cuerpo me traicionó, no podía mover ni un solo músculo, simplemente no respondían.
Entre las tinieblas unas brillantes luces rojas se asomaron, fue muy tarde cuando me di cuenta que eran ojos, lo último que recuerdo de aquella pesadilla es un aliento que olía a muerte frente a mí, luego algo me arrastro dejándome inconsciente por el terror que me había invadido.

Las demás noches eran solo paseos en comparación con tal episodio, lo recurrente era despertarme en una habitación pintada de colores grises, donde sin razón alguna empezaba a llorar sin parar, gritaba mientras se desgarraba mi espíritu, y golpeaba furioso las paredes.

Ahora no tengo nada, solo tristes y melancólicos recuerdos y un sentimiento de arrepentimiento que me abofetea cada segundo que paso en este infierno.

Espero algún día poder despertar, ver un atardecer aunque no haya nadie a mi lado, quisiera ver una vez más como la felicidad desborda de la sonrisa inocentes de aquellos niños, deseo volver a vivir, anhelo ser feliz.

No sé si podré regresar, en realidad cualquier salida me serviría en este punto.

Fuente: http://www.quo.es/salud/estado-de-coma