Yo y la muerte. Reflexión.

Yo y la muerte.

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Siempre me he detenido a reflexionar en los aconteceres de la vida, y también en el inevitable fin que la conduce al irremediable cauce de la muerte, que por cierto, sabemos que llegará, pero en nuestro propio mundo, la mayoría de las veces como algo que ocurrirá, pero que aún no es su tiempo.

Por mi parte, sí sé que sucederá en cualquier momento, y ya con una mente más madura, y una posición realista, me he trazado esperar que ocurra, pero trato de traer pensamientos nobles, sanos y provechosos, y acciones positivas que dejen una estela de agrado y bellos recuerdos.

Mi comunión con Dios se ha fortalecido en los últimos años, pero no dejo de cometer pecados, y de incurrir en errores que pudieron evitarse.

La muerte es dolorosa y, por tal motivo, debemos asumir una posición benefactora y de gratitud, ayudando al prójimo en sus condiciones, siempre y cuando se pueda.

Los valores tales como la ayuda, el amor, el estímulo y la comprensión, son apenas algunos que nos pueden inducir a actuar de manera correcta , y haciendo obras positivas.

¿Qué hiciste en esta vida terrenal? Es pregunta que, de seguro, conducirá a una reflexión que puede hacer cambiar a bien. El tiempo se terminará, y nada de lo que se ha adquirido se podrá ir con nosotros al más allá, y todo porque son episodios pasajeros que no dejarán la menor huella.

Veo al político empeñoso en llenar sus arcas, en obtener poder en adquirir fortuna y cosas materiales. ¿Y para qué? He allí la interrogante que debe ser satisfecha por cada uno.

La muerte solo dejará herederos que lucharán por quedarse con lo mejor o con todo, y ya la persona no estará para cuidar lo que tanto procuró.

En definitiva, la muerte es el final en este mundo, y solo tenemos la esperanza de que el Ser Supremo nos ingrese a las delicias de una vida posterior a esa muerte.

Que Dios nos siga bendiciendo.

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