Ignacia la maestra pichacosa...

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En Venezuela se denomina pichacosa, a una persona que sin haber o tener aparente motivo, formula reclamos, discute y hasta pelea con los demás.

En mi pueblo he conocido varios casos que en verdad que llaman la atención, y han hecho pasar por pena a sus acompañantes, como en el caso de la Ignacia, una maestra que en los bancos armaba unos escándalos porque le faltaba 1 solo bolívar, o que se ella había contado mal.

Lo contradictorio era que fungía de maestra.

La gente se fue distanciando de Ignacia. No había circunstancia en que no formara un lío, y llegaba a meterse en problemas serios, como el caso en que sacó una correa y le pegó a un niñito de 6 años por haberle hecho una malcriadez a una colega, justamente, en un banco.

Era tan común esa actuación o acción de Ignacia, que cuando la gente la veía a lo lejos, comentaba casi en secreto:

—Mira quién viene ahí. De seguro que ya va a buscar pleito.

—Oh no, mejor nos vamos hechas las tontas, y no la saludamos.

Eran muy pocas las personas que andaban con Ignacia, debido a que en el momento menos esperado, formaba una trifulca y, si alguien se coleaba delante de ella, hasta se fajaba a los puños, sin escuchar explicaciones.

—¡Tú eres una sinvergüenza, chica! Desde las 5 de la madrugada estoy en esta cola, y vienes tú a las 10, a querer comprar primero que yo! Pues, eso no es así.

Y sin son ni ton, se enrollaba a los golpes con la otra persona, y no le importaba si era mujer u hombre, ni que tuviera más y mejor conformación física. Además, nunca le faltaba una navaja de las que llaman "pico é loro" en el bolsillo aunque jamás la llegó a utilizar. Solo para atemorizar.

Pero en una oportunidad, Ignacia andaba con una nieta muy linda, de unos 16 años, y cuando Ignacia empezó a discutir con una maestra, ella la dejó sola, y se marchó muy enojada.

Cuando llegó a casa, la muchacha le reclamó a la abuela:

—Abuela, me hiciste pasar por una vergüenza.

—Dime por qué, Laura Yenitza.

—Bueno, abuela, esa señora a la que que le quisiste confrontar ¡es la mamá de mi novio!

Ignacia, por primera vez se puso a reflexionar, y le ofreció disculpas a la nieta, que se sintió muy complacida con la actitud de la abuela.

Pero cuando andaban juntas de nuevo, e ingresaron a una cola para adquirir productos de la dieta diaria, Ignacia volvió a discutir con una señora que andaba bien trajeada, y casi disfrazada con ropas para contrarrestar el frío.

Ahí sí que se enredó a las manos con la mujer que, al empezar a liberarse de la ropa, resultó que era ¡la misma mujer! Es decir, la mamá del novio de Laura Yenitza.

Esta vez sí que Ignacia se sintió muy mal con su propia actuación, y cuando reconoció a la señora, arrancó en una carrera, y al llegar a casa, le dijo a su nieta:

—Mi amor, me has enseñado la lección de mi vida. Ya no voy a seguir con esa conducta.

Desde entonces, ya nadie le siguió diciendo "Ignacia la pichacosa", y ahora es una maestra que es saludada con todo el cariño que se merece.

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