Nunca hubiese pensado que su paseo por el parque al atardecer se hubiera vuelto una pesadilla en un abrir y cerrar de ojos.

A lo lejos fuertes detonaciones se escucharon, sus vellos se erizaron y guio su mirada a la dirección de aquel estruendoso sonido. Su largo cabello revoloteó con el viento mientras sus labios se entreabrían al notar a un grupo de personas correr. Sus piernas se paralizaron, no sabía que estaba sucediendo exactamente. Aun sin moverse, un fuerte sonido se apoderó del momento y solo alcanzó a visualizar unos aviones extraños a gran velocidad en el cielo, segundos después varias detonaciones se dejaron escuchar, esta vez no tan lejos de ella.

Su cuerpo reaccionó cuando una ola de gente corriendo se abalanzó en su dirección. Sin pensarlo dos veces empezó a correr con todas sus fuerzas. Estallidos no dejaban de escucharse desde todas las direcciones, y los gritos y alaridos estaban lejos de acallarse.

La desesperación comenzó a inundarla. No sabía a donde estaba yendo, solo se estaba dejando guiar por los demás. Una vez salieron del parque pudo notar el humo que recorría las calles de la ciudad. De pronto, personas armadas salieron a su encuentro. Su respiración se aceleró frenéticamente e intentó huir, pero no alcanzó a dar un paso cuando las personas que apuntaban a la multitud con sus armas abrieron fuego y el dolor invadió su cuerpo, empezando la sangre a fluir sin medida. No podía creer que su vida terminaría así, de pronto y sin aviso. Las lágrimas emergieron de sus ojos mientras el miedo se apoderaba de su ser.

De pronto sus ojos llenos de lágrimas se abrieron de golpe y visualizaron el techo de su habitación. Miró a su alrededor y se encontraba en su recamara, despertando de la pesadilla más vivida que había tenido nunca antes.