Allá por 2005 un chico de 19 añitos de la isla de Mallorca llegaba a su primera final de un Grand Slam y la ganó frente al argentino Mariano Puerta, chico vergonzoso y con mucho entrenamiento, un gran físico en el que basaba su juego y con el que se vaticinaba desde todos los sectores entendidos una carrera corta debido a su punto fuerte que podría convertirse en su punto débil con el paso del tiempo. 14 años más tarde Rafael Nadal ha ganado su duodécimo torneo de tierra batida en París y tan sólo en dos ocasiones no llegó a la final con lo cual en 14 años sólo ha dejado ir dos partidos de este torneo, mi resumen más personal es que los grandes entendidos en tenis del año 2005 imagino que estarán escribiendo de política a día de hoy para vaticinar con algo más de suerte otra cosa que no sea la carrera deportiva de un atleta.

Quizás vaya a más en mi pequeño análisis de un genio y es que este gran tenista que efectivamente basa su juego en la fortaleza física ha tenido que pulir su técnica para además de llegar a todo ponerla donde nadie llegue, sacar con grandes porcentajes de primer servicio y por supuesto conseguir que su debilidad con la lesión que le alejó del número uno por un largo tiempo no supusiera un hasta siempre al tenis, volvió con fuerza, volvió con nuevo entrenador y con una técnica aún más depurada.

Hoy le entrena Carlos Moyá el que fuera número uno del mundo y también ganador de Roland-Garros, volviendo a Nadal, con este duodécimo título de París ya suma 18 Grand Slam y está a sólo dos del mejor tenista de todos los tiempos que además acaba de retirarse con 20 Grand Slam y 37 años, el suizo Roger Federer ha sido y seguirá siéndolo hasta que Rafa que aún cuenta con 33 años le empate o incluso le desbanque en títulos, muy distintos en juego con una gran clase del suizo por la fuerza y garra del español, claro está que me quedo con mi Rafa.