En una de las cotidianas visitas que le hago al abuelo que vive en un apartado pueblo de las montañas, entre cuentos y anécdotas le comento.
-Desde hace dos meses se me han desaparecido las medias. Solo consigo una y mi esposa me pelea porque dice que es mi culpa porque cuando me las quito las dejo en el piso y no las meto en la cesta de la ropa sucia.
A pesar de sus casi cien años mi abuelo se mueve como si tuviera veinte menos y le hablo mientras enciende la leña para asar una carne.
Vive acompañado de un joven al que adoptó en el pueblo porque sus padres murieron y quedó solo.
Se sienta a mi lado con cara sonriente y me responde.
-Creo que te está visitando el duende de las medias.
Lo miro extrañado pensando que sin dudas bromea.
-¿No has oído hablar de ese duende?
-Abuelo, los duendes no existen.
-Esta juventud que no cree en nada y viven perdidos.
-¿Debo creer que un duende se roba mis medias?
-No, pero dime donde están las medias que se te pierden.
No tengo respuesta para eso y de verdad es como si se hubieran esfumado porque me las quito al acostarme, las dejo en el piso y en la mañana ya solo está una.
Me ha vuelto loco buscándola infructuosamente.
De tal forma que le pregunto
-¿Y cómo es ese duende? ¿Cómo lo atrapo?
El abuelo se ríe.
-Nadie sabe cómo es, ni es posible atraparlo.
-¿Entonces? ¿Qué hago?
-Ya te digo.

Pone la carne en la parrilla y se sienta.
-A mí también me visitó y seguí los consejos de mi abuelo, quien me contó la historia de ese ser.
-¿Tiene historia?
-Como todas las cosas.
-¿Historia o leyenda?
-Como desees llamarla, lo cierto es que ese ser vive en una dimensión diferente a la nuestra, por lo que su cuerpo es invisible a nuestros ojos. No es un ladrón como estás pensando sino un viajero que expone su vida, porque algunos animales si lo ven y pueden comérselo, como los gatos y las ratas, para proveer a su reino, que según me dijo mi abuelo es muy frio, de cobijas para que no mueran. Para eso se lleva las medias, porque sus costureros las transforman en eso.
-¿Y por qué no se lleva las dos?
-Porque solo puede con el peso de una para transportarla hacia su dimensión.
-Pero puede ir y venir y llevarse ambas.
-No, solo puede pasar a nuestra dimensión cada dos o tres días, ya que tarda en llegar a la suya día y medio y no se llevan nunca dos idénticas, no sé por qué razón.
-¿Solo viene de noche?
-No, pero generalmente lo ha ce así porque es la hora en que todos duermen.
-¿Es solo uno?
-No, son muchos y rara vez el mismo te visita dos veces.
-¿Y cómo hago para que dejen de llevarse mis medias?
-Ya te lo explico.

Se levanta y da vuelta a la carne y se sienta.
-Mi abuelo me dijo que habían dos formas, una es comprar medias idénticas ya que al llevarse una y ver que todas son iguales no regresan y la otra es no comprar medias por un tiempo, de forma tal que al hacer dos o tres viajes sin conseguir una diferente se van a otro lado.
-¿Y por cuanto tiempo no regresan?
-Eso nadie lo sabe, a mí dejaron de visitarme cuando dejé de comprar nuevas.
-¿Y cómo hacías?
-Me ponía una de cada tipo, al fin y al cabo nadie las ve cuando los pantalones las tapan y en mi época eso no era importante. Los hippies y la sicodelia hicieron todo lo estrambótico normal.
Comemos y ya en la cama pienso.
“¿Existirá de verdad ese duende?”
Por si acaso cuando regrese compraré una docena idénticas, porque como dice el dicho, las brujas no existen pero de que vuelan, vuelan.

Todos los dibujos son de mi autoría

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