Carlos teclea apresuradamente su mensaje con el corazón acelerado y la adrenalina haciendo estragos en su organismo.
La sala del chat se encuentra repleta y ha esperado algunos minutos para poder entrar.
Durante mucho tiempo ha buscado inútilmente alguien con quien compartir sus momentos, con quien poder soñar mirando las estrellas y procrear unos niños que con sus gritos llenen la casa de alegría y bullicio.
Ha idealizado tanto a ese ser que siempre pensó que formaba parte de su ficción personal, de su mundo imaginario o de sus delirios, pero para su sorpresa ella existe.
Se encuentra detrás de un monitor en un sitio cercano de su propia ciudad, imaginándolo igual que siempre lo hizo él, escribiéndole cosas que lo han dejado tan maravillado que durante dos meses, cada noche, después de llegar de sus labores asiste a su cita cibernética acostumbrada y se deleita con la virtualidad que representa el encuentro.

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El motivo de todo es alguien con nombre tan sugestivo como ella misma. Sol.
La tecnología ha sido el vehículo que lo ha transportado a esos parajes misteriosos en que se encuentra, porque aunque parezca una estupidez, está enamorado de una pantalla que escribe y a quien no conoce rostro, de un teclado que al impulso de sus emociones va escribiendo cosas que nunca pensó atreverse a decirle a nadie, de un espacio irreal en el que se encuentran sus mundos paralelos en el cual nada importa, nada tiene condiciones, no existen formas ni morbo, solo el corazón.
-¿Cuándo me envías tu foto?
-Aun mi amiga no me la ha escaneado, pero me prometió hacerlo para esta semana. ¿Importa?
-No, para nada, ¿Te llego mi mail?
-Sí, pero aún no he tenido tiempo de verlo, luego te comento, ¿Y Tu como estas? -
-Bien… un poco cansado pero muy bien desde que te conozco .
-Gracias amor, lo mismo digo.
-¿Cuándo podemos conocernos?
-Sorpréndete, este fin de semana.
Se queda paralizado como si le acabaran de decir que se ha ganado el primer premio de la lotería.
Del otro lado ella se da cuenta debido a que tarda para
teclear la respuesta.
-¿Estas aun allí?

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Reacciona.
-Sí, disculpa es que de verdad me has sorprendido, no te imaginas cuánto.
-¿No era eso lo que deseabas?
-Claro, ¿Dónde nos vemos? ¿Te paso a buscar en algún sitio?
-No, puedes anotar la dirección.
Como el más experimentado mago hace aparecer lápiz y papel y anota tembloroso la dirección.
-Espérame en la barra.
-¿Cómo podré reconocerte?
-No hace falta, yo tengo tu foto, yo lo haré
-Ok,
Tal como todos los días continúa su romance amoroso moderno, vía Internet.
Nunca los besos fueron tan desmaterializados y profundos como los de cada noche.
Durante los días siguientes se va preparando para el encuentro.
Comienza a imaginársela tomando en cuenta las descripciones corporales que en estos últimos meses le ha hecho.
Compra un traje para la ocasión y un pequeño obsequio.

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Tararea la vieja canción esa que dice "Es tu día feliz, hoy te vas a encontrar con tu enamorado". La consigue en formato mp3 y mientras chatea con ella los siguientes días la va escuchando. Sin dudas si hubiese sido escrita para él no fuera tan perfecta.
Un día antes del encuentro se da una pasada por el sitio para familiarizarse ya que nunca ha estado allí.
Ese Viernes sale del trabajo más temprano de lo usual, se da una ducha de minutos, utiliza su perfume favorito y mientras conduce va repasando lo que le desea decir.
Su corazón sigue acelerado.

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