Concurso Cervantes: 4ª Entrega (Un recuerdo inolvidable)

in #spanish7 years ago (edited)

Nada más haber acabado de leer el post de @cervantes y escuchar la canción de Paco de Lucía, una oleada de recuerdos de la infancia me han venido a la mente en un abrir y cerrar de ojos. Mi familia materna es gaditana, de la misma zona que este famoso guitarrista, y ya desde pequeñito estoy familiarizado con el flamenco, en particular con la música de este gran compositor, al cual escuchaba bastante a menudo. Quisiera relatar una historia que me ha venido a la memoria tras haberla puesto:

Verano de 2001, con mis nueve añitos de edad y como todos los veranos desde que tengo memoria, estaba en Jerez de la Frontera, en Cádiz, en la casa de mis abuelos. Todos los años mi familia y yo venimos sobre estas fechas para ver a mis primos, tías y tíos, a los cuales les tengo un gran aprecio y con los que comparto un gran lazo de unión. De pequeño siempre he sido muy travieso y juguetón, siempre deseando hacer alguna que otra trastada, y, hablando con sinceridad, mucho no he cambiado desde aquel entonces. Junto con mis primos/as he tenido grandes momentos que nunca olvidaré. Todos los veranos que estaba en Jerez nos juntábamos mis primos, mi hermano pequeño y yo y pasábamos el día jugando y haciendo travesuras. No parábamos ni para comer, por lo que alguna que otra vez nos llevamos una bronca de mi madre al respecto.
La mayoría de las tardes de Lunes a Viernes solíamos ir a la playa, concretamente a la hermosa playa de Chipiona, en la que entre sus olas y arena se nos pasaba la tarde volando. Un día, tras habernos pegado un chapuzón, y algún que otro revolcón debido a una ola gigante (de aquella me parecían enormes), decidimos ir a tomar algo al chiringuito de la playa. Este chiringuito, que más que chiringuito parecía un restaurante de nivel por su gran tamaño, está situado sobre una meseta antes de llegar a la playa. Con hermosas lilas adornando la entrada, decidimos entrar al restaurante a tomar un helado ya que el calor que hacía era sofocante. Una vez que entramos, nos encontramos con que la gente estaba formando un coro alrededor de una persona la cual estaba tocando la guitarra. Debido a mi pequeña altura no acertaba a vislumbrar a aquella persona que producía una melodía tan hermosa y animada, con la cual sentía como mis pies querían salir a la pista y dar brincos al son de la música. Le dije a mi padre de acercarnos para ver de cerca al tan dotado artista que producía tan hermoso sonido. Al aproximarnos, encontré la figura de un hombre de tez morena, pelo largo canoso y barba incipiente, que movía sus dedos a través de la cuerda de la guitarra a tal velocidad que casi no podía seguirlos. Estuvimos escuchando a aquel hombre durante al menos una hora y tras recibir una enorme ovación, decidió que ya no podía seguir tocando ya que sus dedos se encontraban realmente extenuados. Se acercó a la barra del bar y el camarero le sirvió una caña.
Quería conocer a ese hombre que tocaba tan bien las cuerdas, así que le pedí a mi padre que me acompañara para poder hablar con él. Mi padre aceptó, y juntos nos acercamos. Al presentarnos a su lado, mi padre se presentó y le comentó que yo me había quedado asombrado por la forma de tocar su guitarra y por una melodía en concreto. Aquel hombre me dio un apretón con su enorme mano y me dijo que se llamaba Francisco y, tras tararearle como pude lo que recordaba de aquella canción, me dijo que el nombre de aquella era “Entre dos aguas”.
Yo, siendo un poco intrépido e impaciente, le pregunté con toda mi inocencia dónde había aprendido a tocar así de bien la guitarra. Francisco me respondió que fue su padre el que inculcó el arte de la música, pero que fue él, con sudor y lágrimas, el que dio producto a esas maravillosas manos. Tras estar hablando con él por al menos media hora, mi padre decidió que era momento de no molestar más a aquel hombre. Yo, apenado y queriendo charlar por más tiempo, asentí con bastante resignación, lo que produjo una sonada carcajada por parte del músico. Una vez paró de reírse, nos dijo que esperásemos un momento, se volvió, cogió su guitarra, la sacó de la funda y le pidió al camarero un marcador. Una vez que este se lo dio se dispuso a escribir algo en ella. Una vez hubo acabado, se inclinó para así poder entregármela. Yo no podía salir de mi asombro. Mi padre, apurado, me dijo que no podía aceptarla y le pidió al hombre que por favor la cogiera de vuelta. Yo no quería, pero sabía que un regalo así era demasiado para darselo tan a la ligera a un mequetrece como yo. Francisco insistió en que me la quedara, en que tenía un montón más de ellas en casa. Al final tras una negociación de 5 minutos, mi padre aceptó y me dejó quedármela. Ambas partes nos despedimos tras un intenso y efusivo apretón de manos (al menos por mi parte, ya que estaba muy excitado por el regalo), y volvimos a la toalla, recogimos las cosas y nos pusimos en camino de vuelta a Jerez. Ya en el coche, saqué la guitarra de la funda y leí en voz alta lo que aquel amable señor me había puesto:
“Para Jose, ha sido un enorme placer haber conocido a una persona que, siendo tan joven, sienta tal admiración por la música. Fdo: Paco de Lucía.”
Mi madre se giró del asiento para mirarme mientras conducía, lo cual produjo que su vista retornara rápidamente a la carretera al haberse metido en el carril contrario, en el que por suerte no venía ningún coche. Ya de vuelta a la tranquilidad, mi madre no podía salir de su asombro, me dijo que aquel señor era un guitarrista flamenco muy famoso y bueno, y no se podía creer que lo hubiéramos conocido. Tras hablarlo durante todo el viaje, más luego al llegar a la casa de mis abuelos y hablarlo con toda mi familia, y tras pedirme que les contara con todo lujo de detalles cómo llegué a conocerlo, etc; a la noche por fin pude toquetear las cuerdas de esa guitarra que Francisco me había regalado, y tal como él me dijo e hizo, empecé a practicar con ella durante todos los días, por 16 años, hasta mis 25 de ahora. Fue un placer haber conocido a tal hombre y cuando me enteré de su muerte sentí una gran pérdida en mi corazón.

Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses

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