El Enigma de Baphomet. Novela. (5)
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Leo: —Buenas noches, profesor.
Profesor: —Hola, Leo. Ya me ha contado Clara...
Leo: —Hoy he pasado por el mismo paso de peatones donde lo pilló a usted el coche. Me detuve un rato pensando... ¡Qué tiempos!
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Profesor: —Mejor olvidarlo. Yo lo olvidé todo al poco tiempo. Lo que pudo haber sido... Aquel fatídico coche me pudo haber matado; y ya ves, quedé tan fresco para seguir dando guerra.
Leo: —Ya. Estas calles de París me han traído a la mente tantos recuerdos, andanzas... Es que no había vuelto a París desde entonces.
Profesor: —Muy bien. Ahora, a ver si arreglas lo de la casa y regresas pronto con los pergaminos. Ya estoy impaciente por leerlos y ordenarlos con los míos.
Leo: —Ya me imagino. Pero no hay más remedio que esperar con paciencia. Yo, a veces, me desespero. Por lo que estoy comprobando, en Francia, la burocracia es igual de pesada que en España. Bueno, me parece que “buró” es palabra francesa, así que nunca mejor viene a cuento.
Profesor: —Claro, claro... Estás en lo cierto. Eso es bagaje que te queda de nuestras clases de lengua de C.O.U. de antaño, en las que, lo que más os gustaba, sobre todo a los del grupo de ciencias, eran las etimologías e historia de las palabras.
Leo: —Ayer, pasé toda la mañana en el juzgado otra vez, esperando una firma, para llevar el papel a la embajada española. No sé qué coños de permiso tienen que darse unos a otros, que me tienen zarandeándome como a un zombi. No sé por qué se traen tanto misterio, que esto no avanza. El embajador español, para más “inri”, me hizo esperar dos horas, y al final no vino, y tendré que volver mañana. Otro día perdido.
Profesor: —Tenemos que hablar de dineros. El hotel correrá de mi cuenta, que será la partida más cara. Yo tengo que colaborar económicamente.
Leo: —Si no es eso. De momento, el dinero no me preocupa. Para esto tengo ahorrado. Sólo faltaba.
Profesor: —Como todo lo tienes invertido en cuadros y esculturas...
Leo: — No se preocupe. A fin de cuentas, la investigación de los pergaminos es más importante que toda mi colección de arte. Si es preciso vendo un cuadro, aunque sea el más valioso que tenga; o la tabla románica, por la que me ha ofrecido mucho dinero un anticuario.
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De momento ya me pagan veinte veces más de lo que me costó a mí, y eso que ya me parecía cara cuando la adquirí en la subasta. Después de todo, no hice mala inversión con mi afición a las pinturas. Del dinero no se preocupe.
Profesor: —Bueno, de dinero ya trataremos que también es importante.
Leo: —Podemos escribir en Google-docs.
Profesor: —No sé lo que es eso.
Leo: —Nos permitirá crear una cuenta común en internet y archivar nuestros escritos, de tal manera que podemos escribir cada cual su relato y archivarlo en uno sólo. Así podemos escribir el libro entre todos, en equipo, sin necesidad de desplazarnos. Nosotros en Madrid y usted en Málaga.
Profesor: —Me parece muy buena idea, pero no sé si conseguiremos coherencia en la redacción.
Leo: —Yo creo que, como son traducciones de leonés del siglo XIV, conseguiremos una continuidad total entre sus pergaminos y los que Denisse ha guardado en los baúles. Precisamente se complementará todo, y para el lector será más fácil seguirlo. Repartiremos el trabajo. Con la ayuda de Clara los transcribiremos en unos días. Se lo he comentado a Clara y le ha parecido una idea magnífica.
Profesor: —No olvides que Clara siempre te tuvo un poco idealizado, y... viniendo de ti... :)); :))
Leo: —Déjese de bromas... Más lo tenía idealizado a usted, que durante el curso de C.O.U. en el año 1983 le dedicaba fotografías...: Lo que sí creo es que usted va a tener que corregir o por lo menos revisar lo mío, porque no me fío de que no se me escape alguna incorrección sintáctica.
Profesor: —Hombre, espero que en el relato no utilices el lenguaje coloquial de chat. Tú escribes muy bien cuando quieres. Ya lo demostraste con el sobresaliente en Lengua. Me ha gustado la idea del equipo... Porque, si archivamos lo que cada cual vaya escribiendo, cuando uno abra el archivo, ve lo que los otros han escrito, y así se evitarán repeticiones que, sin duda, saldrían al tener los tres muchos datos comunes. Por lo menos, vamos a probar tu idea...
Leo: —Ahí le mando un croquis del orden, de la estructura del libro, en un archivo adjunto. Empiezo con el asedio del Temple de Ponferrada y la huida de Martín, Roderico y Rechivaldo. Creo que es mejor empezar así que con los diálogos de Gotier con Petrus. De la infancia de Martín y Gelvira, solo tenemos dos fragmentos pequeños, dos párrafos. Esperemos que el resto esté en el baúl de Denisse. He pensado redactar el prólogo con toda su infancia, en Castrillo de las Piedras, al lado del río Tuerto y el puente Valimbre.
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Profesor: —No te molestes todavía, que la lengua de principios del siglo XIV hay que revisarla mucho, e investigar muchas palabras no documentadas. La vida de Martín yo creo que está completa en mis pergaminos. Pero en los pergaminos que tú traigas tendremos que hacer investigación filológica.
Leo: —Ayer estuve repasando lo que tiene usted hecho, hasta las tres de la mañana. No me dormía pensando en el conjunto. Qué ganas tengo de leer todo terminado.
Profesor: —Cuando regreses a España seguiremos trabajando con los pergaminos que traigas.
Interesting conversation between Leo and Teacher. Thanks.
Gracias
Interesante quinto capitulo. Un saludo
En realidad no son capítulos sino que son secciones para publicarlo aquí según lo voy sacando del libro. La división en capítulos del libro es de otra manera, como está publicado en libro electrónico y libro en papel. Gracias.
Entiendo pensaba que se le podia llamar asi. Un saludo
Wonderful conversation
Muchas gracias
Muy buen capitulo @jgcastrillo19. Me gusta como se da el diálogo. Nos hace estar presente en la conversación.
Claro. Están chateando para llevar a cabo un proyecto