El enigma de Baphomet (173)

in #spanish6 years ago

Captura de pantalla 2018-03-21 a las 10.06.52.png

Me acerqué al árbol donde lo había dejado atado. En el suelo destacaba un promontorio ondulante marcando suavemente la silueta del caballo echado. “¡Ha muerto congelado!” —pensé—. Algo que me seguía pareciendo muy difícil. Escarbé por si acaso todavía lo encontraba con vida. Necesitaría ayuda para encender allí mismo una hoguera para darle calor y resucitarlo. Cuando fui descubriéndolo por el centro, me encontré con las costillas peladas como palos blancos y arqueados que sujetaban jirones de pieles y carnes remisas a ser despegadas; y lleno de sangre por debajo, todavía roja por algunas partes. ¿Quién puede habérmelo matado? —me preguntaba—. Seguí descubriéndolo. Conservaba la cabeza entera, pero el cuello, y sobre todo los muslos estaban acribillados a dentelladas de lobo. ¿Cómo no se me ocurriría que la manada que pasó por debajo de la Atalaya, podía encontrarse con Blanco durante su búsqueda desesperada de comida? Me sentí culpable de su muerte por haberlo dejado atado. Se hubiera defendido a coces, teniendo como tenía árboles gruesos para defenderse; y hubiera subido a buscarme a la Choza. Me entristecí como si se hubiera muerto una persona. Me vino a la mente lo difícil que me resultaría comprar otro. Subí de nuevo hasta la Atalaya y aticé el rescoldo que se amortiguaba. Puse tuecos nuevos y mastuerzos secos en el fuego antes de que se apagara y salí otra vez en busca de Gotier por la montaña, en las chozas de pastores. A las más altas, si yo no podía llegar, Gotier con mayor motivo, que no estaba acostumbrado a estas duras inclemencias del tiempo. Seguí buscándolo hasta que se hizo de noche, que me refugié de nuevo, cené dos o tres cucharadas por cenar algo —menuda diferencia el comer caliente y poner a secar las botas y las calzas alrededor de la lumbre— y contemplé la luna llena y las constelaciones a las que casi alcanzaba con las manos en la noche más clara y estrellada de todo el año, tapándome con dos mantas. Un poco más tarde, comenzó el concierto de aullidos a varias voces: volvían los lobos a darse el festín con el cadáver de Blanco. Los dejé que siguieran y no bajé a espantarlos. Cuando desapareciera la nieve, ya seguirían las águilas limpiándolo todo hasta dejar el esqueleto descarnado y blanco.

Sort:  

Pobre Blanco. Buena lectura. Gracias por compartirlo.

Coin Marketplace

STEEM 0.29
TRX 0.12
JST 0.032
BTC 60345.08
ETH 2986.57
USDT 1.00
SBD 3.81