El Baco (Cap. 60c)steemCreated with Sketch.

in #spanish7 years ago

.FullSizeRender-16 copia.jpg
Interrumpí la publicación de la novela "El Baco" porque vino muy al caso relatar el contenido de los últimos 13 "posts". Sigue la novela hoy hasta la próxima vez que me interrumpa algo puntual que merezca la pena relatar.

El Baco (Cap. 60c)
Continuó el notario:
—Esto que te decía sería disculpable; lo que ya no era tan disculpable fue el día del cuaderno; que por eso salió este repertorio. Recuerda que me obligaste a llevarles el cuaderno a los profesores del Instituto; que yo no quería; y se rieron doblemente: de mi aspecto y del cuaderno; que se mofaron con descalificaciones como que eran fantasías de tu cuñado y “bobadinas” de mi padre. —El viejo, al oír de boca de su propio hijo el insulto que tanto padecimiento le había proporcionado, se desmoronó en sus adentros—. El que más se rió, sobre todos, fue el profesor de Historia y de Formación del Espíritu Nacional, por el que tú tenías tanta reverencia. Estabas esperando, como un idiota, a que tu hijo se hiciera grande para obligarle a hacer el ridículo con el cuaderno dichoso. —Desde aquí en adelante, solamente se le clavaron al viejo algunas palabras en su cabeza: idiota, amenazas, tortas en la cara, zurriagazos, bofetadas—... Además, aquellos profesores eran unos cafres. Yo te decía que era mejor pasar desapercibido; y tú, me amenazabas con darme unas tortas en la cara o unos zurriagazos en el culo; y como les diste permiso para pegarme, cuando podían se cebaban conmigo a bofetadas, sobre todo los profesores falangistas, que eran casi todos. Todavía recuerdo las entradas en las clases con la mano derecha extendida y el obligatorio “arriba España”.
Seguía destilando lágrimas y Domitila se encomendaba a la Virgen de su devoción. Sólo decía, suplicante, con las manos abrochadas:
—¿Qué pasa, Honorino? ¿Qué te pasa?
Honorino seguía pegado al auricular sollozando:
—Yo, todo lo que hacía, lo hacía por tu bien, para que te consideraran.
—Pues te equivocabas. Y todo esto viene, ya casi ni me acuerdo. ¡Sí! Al cuaderno del hermano de madre al que no conocí, ni me hizo falta, porque lo único que me ha proporcionado son sinsabores como este.
—Perdona, hijo. Yo no puedo seguir escuchándote. Se pone tu madre.
.Captura de pantalla 2017-06-12 a las 17.53.58.png

Al retirarse, balbuceaba temblante monosilábicamente: «yo sólo quiero morirme».
Cogió el teléfono Domitila:
—No entiendo por qué llora tu padre —se entrecortaba—; sólo de verlo, me duelen las entrañadas; que yo nunca lo vi llorar ni poco ni mucho. ¿Qué es lo que pasa?
Domitila tampoco pudo seguir hablando. Había pensado decirle al hijo que llevaba tres días tirando del cuerpo como podía, porque se sentía muy“malica”; pero no le dijo nada, ya que se olvidó de sí misma como casi todas las mujeres de aquellas tierras, que nunca se quejan. La última frase ya no pudo acabarla. Honorino, más encorvado que nunca, paseaba por el corredor de fuera. Se frotaba las orejas con ambas manos y se le cayó la boina.
.

FullSizeRender-16 copia.jpg

Con quebrada amargura decía en voz alta:
—¡Ay, lo que nos llega, después de tantos sacrificios! ¡Yo sólo quiero morirme! ¡Yo sólo quiero morirme!
Domitila se hizo la fuerte y terminó la conferencia:
—Yo creo que tu padre “ponse” malo; voy a hacerle una tila. Adiós, hijo. Aquí quedamos como dos palominos. Dale un beso a... —cuando fue a decir“Adela”, se derrumbó en su discurso y el llanto no la dejó pronunciar el nombre, que lo pronunció entre gallos laríngeos.
A las dos de la mañana, Domitila y Honorino, no habían conciliado el sueño, en silencio. No habían sido capaces de hacer nada de cena y sólo dos tazas con restos de las infusiones quedaron en el fregadero, porque Domitila no tuvo ganas de fregarlas. En contra de su costumbre, Domitila pidió a su marido que se levantara a llenar una bolsa de agua caliente: se le habían quedado, en la cama, los pies muy fríos. Honorino encendió lumbre y calentó el agua muy presto, porque dicen en los pueblos que son fatales esas primeras horas de la madrugada.
Cuando volvió a la alcoba a poner la bolsa en los pies de su adorada, la encontró muy extraña. Desde que su hijo le había regalado la sortija de las miniaturas de las vidrieras, nunca la había extraído del corazón, pero la encontró Honorino encima del mármol de la mesilla. Muy sorprendido la llamó con voz tenue: —¡Domitila!— Como no contestaba, quiso que se hubiera dormido, y colocó la bolsa de agua caliente sobre los pies fríos de Domitila muerta.

Coin Marketplace

STEEM 0.18
TRX 0.16
JST 0.030
BTC 60736.77
ETH 2370.72
USDT 1.00
SBD 2.63