Como podrán notar, éste es el segundo artículo del mismo autor que nos vemos obligados a publicar. El mencionado usuario en poco más de una semana ha usado una serie de chantajes emocionales y amenazas, en consecuencia y para evitar imprevistos, decidimos publicar sus disparates mientras encontramos asesoría para tratar con este tipo de personas.

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El equipo del Magazine de Cervantes invita a cualquier psicólogo, psiquiatra o terapista a leer el artículo e interactuar con su autor a fin de colaborar con su diagnóstico y tratamiento.

Sobre los remordimientos y el pasado.

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¿Y si no me hubiera comido ese pastelito? ¿Habrá sido el pastelito o el refresco? Y si en vez de comer en la calle hubiera desayunado en casa ¿estaría sudando frío como ahora?

Decisiones, en cada momento tomamos alguna, y todas pueden alterar el curso de nuestras vidas. Si me hubiera comido la pizza en vez del pastelito quizás no estaría buscando desesperadamente un baño.

¿Qué habría pasado si en vez de desperdiciar tantas horas matando bichitos en la PC hubiera invertido el tiempo en estudiar? ¿Si en vez de ser correcto me hubiera robado aquel beso?

Quizás, a estas alturas ya tendría una familia, hijos correteando, una esposa enamorada y miles de deudas pendientes. O peor, tendría una familia, hijos malcriados, esposa celosa y trabajo de esclavo para mantenerlos.

¿Y si hubiera comprado bitcoins? Ahora que lo pienso, alguien que me explique ¡¿Por qué carajos no compré bitcoins?!

Si lo hubiera hecho estaría forrado de dinero. Seguramente tendría una mansión, un carro último modelo, hijos y una esposa interesada. Además, dudo que hubiera comprado ese bendito pastelito. No estuviera sudando frío ni aguantando retorcijones.

Pero tampoco debemos lamentarnos por lo que hicimos o dejamos de hacer. ¡No te tortures! Si no compraste bitcoins, seguramente usaste ese dinero en cosas más útiles e importantes, como ese extractor de jugo para dieta que aún no sacas de su caja, o esa bicicleta estática que sirve perfectamente como ropero.

¿Qué habría pasado si tu madre no hubiera confiado en el método del ritmo? ¿Y si Nikola Tesla no sufriera de fobia al pelo humano?

No lo sabemos. Entonces, ¿por qué preocuparse? ¿Por qué lamentarse porque aquella vez no contuviste la lengua? Sí, decirle “elefante” a tu jefa seguramente se sintió muy bien pero no ayudó mucho que digamos.

Entonces, el pasado ya no está, no puedes cambiar el pastelito por la pizza, tus decisiones son irreversibles y el dolor de estómago sigue ahí. ¿Qué gano quejándome? ¿Por qué aguanto las ganas?

5 minutos, ya vuelvo...

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…
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… Media hora después.

Listo, mucho mejor. Disculpen la interrupción. ¿En que estaba?

Ya recuerdo, hablábamos sobre los arrepentimientos. Les decía que lo normal es que los tengamos; siempre vas a tener uno así aunque tu vida sea perfecta. Créeme, siempre los tendrás. Cuando menos te lo esperes pasarás la noche en vela con dolor de estómago preguntándote: ¿Por qué me comí ese pastelito?

Así que te recomiendo no pensar en ello, meditar sobre lo que hicimos y dejamos de hacer es estéril, siempre nos haremos preguntas ociosas que no harán más que enturbiar el presente.

Les daré un ejemplo. Ya el tatuaje de Piolín estaba hecho. Fue un error y lo reconozco. Pero me obsesioné con él. Intente borrarlo pero era muy caro. Intente taparlo pero pocos tatuadores querían hacer el “cover up”. Dejé de ir a la playa. Perdí amistades. Pensaba que todos me condenaban por el tatuaje de Piolín. Y así se me fueron años de la vida.
Años desperdiciados, todo por un error causado por el alcohol y una apuesta. Pero entendí que no podía deshacer mi error, que debía convivir con esa decisión y buscar aminorar en lo posible sus consecuencias.

Al final, decidí taparlo. Encontré un buen artista dispuesto a hacer el trabajo. Ahora sólo debo encontrar un diseño que me pueda tatuar encima del Piolín y les pido su ayuda.

¿Qué diseño recomiendan para un tatuaje mediano en un glúteo peludo masculino?