La chica del metro

in #spanish6 years ago



Como de costumbre, aquí va la traducción de mi último post.



La chica del metro


Fuente

Jack decidió levantarse muy temprano para ser el primero en presentarse en su entrevista de trabajo. Y para asegurarse de llegar más rápido, decidió tomar el metro hacia el centro de la ciudad.

Llevaba una camisa blanca y una corbata negra que combinaba con su pantalón. El metro de las 6am aún no había pasado. Solo había una persona esperando en el andén. Era una chica, de curvas prominentes por lo que pudo observar a primera vista. Una chica morena que llevaba unas carpetas, además de un bolso.

Al llegar hasta donde ella estaba, recordó la primera regla para hablar con las chicas:

“No pasar más de 3 segundos sin decir nada, en el primer contacto”, por lo que se apresuró a decir:

“Buen día”, dijo Jack.

Ella volteó y dijo:

“Buen día”

Por un momento, Jack quedó sin habla, eran los ojos azules más impresionantes que había visto.

Después de recordar como respirar. Jack, se apresuró a sonreir.

Ella, le regresó la sonrisa.

Jack quedó flechado en ese momento.

“Entrevista de trabajo?”, preguntó ella.

“Sé que las mujeres tienen un sexto sentido para las cosas, pero esta chica debe tener una varita mágica escondida en su bolso”, pensó Jack.

“Si, se nota mucho?”, finalmente respondió Jack.

“Te ves bien. Llevas tu CV?”, volvió a preguntar la chica.

“Mi qué?”, preguntó Jack, mientras en su mente, él flotaba en el mar azul de los ojos de la chica.

“Tu currículo”, expresó la chica, pero Jack seguía en su trance.

“Un placer… suerte en tu entrevista”, se despidió la chica nuevamente con la sonrisa que pintaba de rosa el mundo de Jack.

Súbitamente, volvió en sí con los empujones de las personas que entraban y salían del metro.

“EL CURRICULO!!!!”, exclamó en voz alta Jack.

Había olvidado su currículo. Partió corriendo hacia su casa nuevamente.

De vuelta en el metro, había perdido 30 minutos al haber olvidado su currículo. En su mente, recordaba a la chica del metro. Treinta minutos más tarde, hacían una diferencia abismal. La cantidad de personas en el metro era exorbitante. Tardó casi 15 minutos más para tomar un metro.

Al llegar a su estación de destino. Se apresuró a bajar del metro y partir en la dirección del lugar de la entrevista.

La sala de recepción estaba llena de futuros aspirantes a realizar el trabajo que él deseaba. En el fondo estaba una chica sentada en un escritorio recibiendo los currículos de las personas.

Jack se apresuró a entregar el suyo.

La secretaria, tomó los currículos e indicó que ese mismo día solo se entrevistarían a 15 personas.

Los demás deberían volver al siguiente día.

Para la suerte de Jack, quedó entre los que debían volver al día siguiente.

Pero su corazón dio un salto al recordar que volvería a ver a la chica del metro… Probablemente.

Al día siguiente, Jack se levantó muy temprano. Esta vez decidió llevar una copia extra de su currículo para evitar contratiempos.

Se apresuró a llegar a la estación del metro.

Sin embargo, la chica no estaba en el andén. Un poco desilusionado, decidió esperar el metro. Sin embargo, no pasó mucho tiempo cuando aparecieron las luces del metro indicando su llegada.

Una vez abiertas las puertas del vagón. Entró y se sentó. A esa hora, eran pocas las personas que subían al metro.

Para su sorpresa, al sonar el pitido de advertencia de las puertas del vagón, indicando que iban a cerrarse, pudo divisar a lo lejos, a la chica corriendo hacia el vagón.

Las puertas cerraron y Jack se quedó con su mano apoyada en el cristal de la ventana, mientras aceleraba lentamente el metro para continuar con su viaje, ellos no dejaron de verse el uno a la otra.

Ella mordía su labio inferior, expresando su inconformidad por haber llegado tarde.

Sin embargo, Jack se dio cuenta de algo: ella tomaba el metro todas las mañanas.

“Ella hacia eso todas las mañanas”, se repitió mentalmente.

Jack llegó a tiempo a su entrevista, pero su mente seguía perdida en el recuerdo de los ojos de la chica del metro.

Finalmente, al completar su entrevista le dijeron:

“Su currículo es prometedor. Para el lunes que viene se le llamará en caso de que quede seleccionado”, le confirmó su entrevistador.

Jack agradeció los elogios del entrevistador y se marchó.

No podía quitar de su mente a la chica del tren. Por lo que decidió volver temprano a la estación del metro, al día siguiente, para ver si él se encontraba de nuevo con la chica.

La mañana siguiente, después de ducharse, se puso su mejor perfume y se fue a la estación del metro muy temprano.

Esperó y esperó. El andén comenzó a llenarse de personas esperando la llegada del metro.

Desesperanzado porque no veía a la chica, se decidió regresar a su casa; sin embargo, las personas acumuladas detrás de él comenzaron a empujarlo al ver que llegaba el metro.

“No empujen!” gritó Jack, mientras veía el metro llegar.

En lo que volteó para salir del tumulto, pudo divisar a la chica al otro lado del mar de gente que había entre ellos. Levantó su mano para hacer le seña a la chica.

La chica, por fin, vio a Jack luchando contra la corriente de personas que deseaban entrar al vagón. Sin embargo, el desespero de las personas por entrar al vagón y el sonido de alarma de las puertas, hicieron que Jack entrara al vagón a la fuerza.

Desanimado, decidió correrse hacia el fondo del vagón y apoyarse en la ventana de la puerta lateral.

Para su suerte, una linda sonrisa se pintaba desde el otro vagón. La vida volvió a su rostro. Sus ojos se iluminaron.

La chica le gritaba, haciendo señas con sus manos para llamar su atención:

“EN LA PRÓXIMA ESTACIÓN TRATA DE ENTRAR A ESTE VAGÓN!!!”

Jack con una sonrisa de oreja a oreja, levantó sus dos pulgares en señal de aprobación.

Jack fue atravesando el camino hacia la puerta frontal del metro entre las personas, solicitando permiso cortésmente. Finalmente llegó a estar lo suficientemente cerca para salir en el momento que se abrieron las puertas.

Se apresuró a entrar en el otro vagón, mientras tanto, la chica también se dirigió hacia las puertas del metro.

Jack se detuvo al verla en la entrada del metro por un segundo, no obstante, las personas comenzaron a empujarlo hacia dentro del metro. Igualmente a la chica la empujaban las personas al salir. Quedando ambos frente a frente, cada vez más cerca, sus cuerpos se apretaron el uno al otro, obligados por la cantidad de personas que trataban de entrar al metro.

Finalmente, quedaron dentro del vagón, unidos cuerpo a cuerpo.

“El que diga que en este país las personas no son unidad, nunca ha ido en metro!”, afirmó Jack.

La risa de la chica era música para los oídos de Jack.

“Hola! Soy Jack”, dijo Jack.

“Encantada, mi nombre es Samantha”, respondió la chica.

Samantha, ese nombre quedaría grabado en el corazón de Jack para siempre….


Gracias! Gracias por leer!

Hasta la próxima!

Coin Marketplace

STEEM 0.20
TRX 0.13
JST 0.030
BTC 65359.95
ETH 3492.90
USDT 1.00
SBD 2.51