“Debes portarte bien y ser una niña obediente para que el niño Jesús te traiga un regalo”, esa era una de las más repetidas frases de mis padres para conmigo y mis hermanos, aunque les confieso que nunca le causé problemas a mis padres, pero aun así, siempre estuve pendiente de no hacer travesuras que me quitaran ese beneficio tan anhelado en todos los diciembre.

En el colegio, los maestros me ayudaban a escribir la famosa carta, sí, esa carta que nuestros padres le entregaban al niño Jesús para que él nos trajera todo lo pedido en ella y después de algún tiempo, yo misma la escribía estando a solas en mi habitación.

Comencé a pedirle al niño una muñeca…

“Querido niño Jesús, este año he sido una niña muy buena, hice todas mis tareas y le hice caso a mis papás, por eso te pido que como regalo, me traigas una muñeca”.

Al ver que me estaba cumpliendo y yo estaba creciendo, pedía cosas más grandes…

“Querido niño Jesús, gracias por la muñeca de las navidades pasadas, estaba muy bonita. Para este año, he sido también muy buena niña y he tenido unas excelentes notas en el colegio, también ayudo mucho a mi mamá en la casa, por eso te pido que por favor, éste año me premies con una bicicleta”.

Me sentía muy feliz porque a medida que pasaban los años, el niño Jesús me complacía todas las peticiones que le hacía en cada carta. A los 8 años, cuando comencé con la pasión de escribir, comencé a pedirle al nspaniiño Jesús una máquina de escribir, sí, para aquel entonces había muy pocas computadoras y eran un poco costosas, pero tardó dos años en concederme ese deseo, mientras, me traía juegos didácticos que también tenían mucho mérito.

Era muy emocionante que nos despertaran a las 12 de la noche para abrir el regalo que había debajo del árbol o al pie del pesebre, la emoción de todos en casa, de los primos y hermanos, era única y en ese momento yo comenzaba con las preguntas de siempre a mis padres ¿Por dónde entró el niño? ¿Cómo es? Hasta que a los 9 años, uno de mis primos más grandes me quitó la ilusión de niña y fue ahí cuando me di cuenta, que el famoso regalo del niño Jesús, nos lo compraban nuestros padres. A pesar del momento frustrado, no podía dejar de agradecer por tan bello gesto.

Hoy que soy madre, quiero darle a mi hijo la ilusión de crecer con la tradición del niño Jesús, eso nos mantiene inocentes ante todo y a pesar de la crisis, no voy a privarlo de tan bonito momento, gracias a mi amiga @anahilarski por enviarle su regalo de navidad con antelación.

Nostalgia por los que ya no están

Cuando se acerca el fin de año es cuando más se nos arruga el corazón al recordar todo el recorrido de lo que nos sucedió durante todo el año que se está yendo. Más, nos entristecemos pensando en todos los seres amados que ya no están entre nosotros, algún amigo o familiar. Lloramos por los desamores y nos llenamos de nostalgia con los recuerdos.

Este año fue muy duro en muchos sentidos, pero ya está pronto a marcharse y me ha dejado el mejor de los regalos. Aunque ya sé que el niño Jesús no trae los regalos en navidad, yo fui una buena chica este año y él me ha premiado con mi Mathías Gabriel.

Fuente: tomada de mi celular y editada en la web Fotoefectos

¡No dejemos que nuestro niño interno se apague, mantengamos viva todas esas tradiciones que nos mantienen feliz y en esta navidad, les deseo que el niño Jesús les cumpla todos sus deseos!