Concurso Cervantes: 2ª Entrega
Hay una niña parada cerca de su casa, con una bandera de España en su mano; está triste y confundida, ella no entiende. Mira a su padre sangrando en el suelo, mientras se va formando un charco; lo observa y ni siquiera se queja. ¿Por qué tiene que ser mi papá? Se dice a sí misma en voz baja. Su corazón arde en cada rincón. ¡Papá, vuelve! Élla quiere gritar; porque no importa si es Vietnan, Londres, Venezuela o España; la guerra en cualquier país es un infierno.
Un lugar con esquinas frías y aire abrasador, que huele a carne podrida, que se siente como noche eterna, donde cada bomba suena como una clave de sol vencida transitando el pentagrama del vacío, mientras nuestra fe por la humanidad se disipa.
Un lugar lleno de recién nacidos asombrados, con manitas de miseria y suciedad; un lugar lleno de armas que cortan vidas y árboles, a destajos y sin discriminar, donde la mayoría tienen dientes afilados, y comen esperanzas sin parar, con sus boquitas de hambre triste y rostro helado, mientras otros vomitan ilusiones hacia el vacío…
Un lugar donde nos muestran la lluvia ácida, y nos obligan a juramentar lealtad al cielo negro que gotea, a la sombra que acecha; un lugar donde tenemos que ser como la palmera que se doblega, como el creyente en la hoguera, mientras los impasibles torrentes brindan sepulcro, pero no irrigan desiertos.
Hoy todos somos como la niña con la bandera, rogando con los ojos ser encontrados, sacados de estas cavernas que arden.
Hoy todos somos la respiración del viento, soplando que no hay nadie aquí, aunque tengamos compañía al lado.
Hoy todos despedimos el recuerdo como cerrando una herida nocturna, que por la mañana vuelve a sangrar, para que recordemos la misión, en las costras que nos dejaron en los silencios.
Hoy todos somos dolor eterno en el vientre del mundo, el techo de una casa sin techo, alumnos de la escuela de la muerte.
Quizás, mañana la guerra siga, con su ceño fruncido y ensangrentado, vociferando maldad, abriendo heridas en los corazones,
lamiendo nuestras grietas con su lengua salada y extasiandose al escuchar los chillidos del que padece.
Pero, ¡que la atmósfera negra no nos engañe!, este tiempo ha de pasar, primero aquí, después allá…
Después de todo este sufriemiento quedará espacio, olvido y libertad.
Imagen: https://goo.gl/UvDY6v
Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses