Concurso Cervantes: 5ª Entrega
La naturaleza engulle lo que es suyo; su esencia. Le pertenecemos.
Árboles artificiales, naturaleza quimérica. Nos rodeamos de oxigeno simulado, somos artífices de nuestro enamoramiento por el cemento y el acero. Intentamos crear un equilibrio entre lo autentico y lo forzado, nos escondemos entre paredes y costillas de yeso. ¡Que complicado!, ¿verdad?, rechazamos de donde venimos. Algunos aman lo añejo, se regocijan en nuestra historia. Crean palacios con fruición; deleite y gozo en cada cincelada, erigiendo el paraíso del ayer con el corazón del hoy. Fabricando las arterias del mañana con la mansedumbre del pasado.
Techo de dragón exhalando llamas compuestas de cerámicas. ¡Que irónica es la vida!, dotando al titán de un exterior tan frágil. ¡Jayán de extremidades cortas!, provisto de una desmedida hermosura sin la robustidad de lo natural.
¿Hemos creado lo más exquisito dentro de una casa de cristal?.
La naturaleza tienes piedras infinitas para lanzar. No podemos negar la mentalidad humana, el vasto deseo por conseguir y competir con sus alrededores. Tampoco opacar lo inherente y su majestuosidad. Un equilibrio impecable debería ser la respuesta, pero: los humanos no somos impecables.
Ruines, infames entre otros seres, pérfidos con quienes nos apoyan, amantes del engaño, abyectos de las glorias añejas. Buscando en Gaudí nuestra entidad: aquel ser que constató lo importante que es lo remoto. Cuyas ideas mezcladas con piedra arenisca, vidrio, madera e hierro forjaron un edificio peculiar con respecto a sus vecinos.
¡El cambio es necesario!, y por consiguiente, las consecuencias también lo son. Ser distinto te ofrecerá mucha atención, ¿no es lo que querías en el comienzo? Servido en bandeja de plata para la excentricidad de los que se atreven a romper el paradigma.
Anteriormente me referí a la obra como algo queriendo ser natural dentro de un plano artificial. Mucha gente ve a la casa Batlló como un complejo con fachada calaverica, un edificio como cualquier otro, pero, para mi, son arboles sintéticos imitando la vida, un grito diferente entre tanta quietud admisible. De allí el escrito anterior.
150.000 pesetas por una obra constante en el tiempo. 150.000 cerámicas por una sorpresa colectiva imperecedera. 150.000 sonrisas que quedan grabadas en la arquitectura perenne. ¡Bravo, Antoni Gaudí!
Fuentes de las imagenes
https://victorjv.wordpress.com/2013/01/07/la-casa-batllo-el-encanto-de-la-burguesia-modernista/
https://intriper.com/casa-batllo-una-de-las-atracciones-de-barcelona-que-no-te-podes-perder/
http://patrimoni.gencat.cat/es/coleccion/casa-batllo
Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses