Cuentos Cortos # 1: Catalina, la iguana que quería ser piloto de Fórmula 1.

in #spanish5 years ago

Hola amigos de Steemit!!, un cordial saludo para todos ustedes.

Hoy quiero compartir con ustedes una historia de un personaje con el cual solía distraer a mis sobrinos en sus ratos de ocio mientras solían visitar a su abuela. Ahora por las razones por todos conocidas, no se encuentran en el país y nos hacen mucha falta. Espero que la misma sea de su agrado.

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Catalina, la iguana que quería ser Piloto de Fórmula 1


A los ojos de cualquier ser humano que no apreciara la belleza de la naturaleza, ella era sólo una iguana común y corriente. Su tamaño no era muy grande y el color de sus crestas, entre tonalidades verde y ocre, no eran del todo vistosas; sin embargo, para sus amigos Catalina era una iguana excepcional.

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Iguana verde / Cortesía https://www.nationalgeographic.com

Ella fue la primera de los siete huevos en hacer eclosión en aquel hoyo hecho por Victoria, su madre, en un matorral ubicado en el Cerro Casupo, al norte de la ciudad de Valencia en Venezuela.

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Huevos de iguana / Cortesía http://2.bp.blogspot.com


Durante sus primeros pasos, Catalina siempre siguió al pie de la letra las instrucciones de su madre. Victoria, la madre de Catalina, todos los días alertaba a sus pequeñas crías los grandes peligros que suponía para ellas estar en contacto con los seres humanos que subían frecuentemente a la montaña para hacer ejercicio o de paseo; así como también, acercarse a lo que ella llamaba como “el río negro”. Las iguanas de mayor edad denominaban así a la avenida que se encontraba a un costado de la reserva forestal donde ellas habitaban.

A medida que Catalina fue creciendo se fue haciendo cada vez más independiente y una líder en su grupo. Junto a otras jóvenes iguanas realizaba largos viajes hacia una pequeña planicie donde había árboles de camoruco, mango y guayaba. Allí mientras disfrutaban bajo la sombra de éstos y contemplaban una hermosa vista de la ciudad, comían de sus frutos hasta saciar por completo su hambre.

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Ruta camino a la planicie / J. Borrero / Valencia, Abril 2019


Para entonces Catalina ya había olvidado las recomendaciones de su madre y de sus maestros de escuela en cuanto a evitar el contacto con los seres humanos. Cada vez se acercaba más a éstos y a una comunidad que se encontraba en la parte inferior de la montaña, cerca de lo que llamaban el “río negro”. En una oportunidad su curiosidad fue tal, que en unos de sus paseos en grupo hacia la planicie se dispersó del grupo que se encontraba tomando agua en uno de los riachuelos, que junto a su amigo Igor fue a parar por primera vez a escasos centímetros de la superficie de asfalto. Por suerte, un llamado de alerta a tiempo de Igor le hizo detenerse y devolverse rápidamente al sitio donde se encontraban el resto de sus amigos. En la sociedad de las iguanas, las recomendaciones y llamados de advertencia de las iguanas de mayor edad son respetados y valorados por los más jóvenes.


Catalina era la iguana más rápida de toda la región, era una apasionada por la velocidad. Siempre que había competencias deportivas resultaba vencedora. Su padre Teodoro, un antiguo campeón Iguanolímpico, le enseñó todos los secretos y técnicas necesarias para las pruebas de velocidad y de subida de árboles. Iguanas jóvenes y adultas, machos y hembras, todas sin excepción habían sido derrotadas por Catalina.

A Catalina le gustaban los retos. Un día, aburrida de tantas victorias fáciles decidió conocer lo que para ellas era prohibido. Decidió entonces salir muy temprano del matorral donde vivía, con el objeto de experimentar una nueva aventura como lo era conocer el “río negro”. Catalina quería conocer si éste era tan peligroso como contaban las iguanas mayores. Por esa razón, decidió no comentarle a ninguno de sus amigos nada acerca de esta actividad “secreta”.


Antes que saliera el sol Catalina inició rápidamente el recorrido de la ruta que la llevaría hasta el “río negro”. Al cabo de unas horas pasó por el arroyo de agua transparente, allí se detuvo por un instante para refrescarse. Era verano y el calor era muy intenso a pesar de no ser ni siquiera la media mañana. Avanzo rápidamente unos cuantos metros y de nuevo estaba allí a unas pocas patas del “río negro”. Con su agudo oído escucho un ruido cercano, por lo cual decidió moverse sigilosamente entre los pequeños arbustos que estaban a un lado de la calzada para evitar ser observada por cualquier ser humano. Sus colores entre verde y marrón le servían como un excelente camuflaje.

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Arroyo donde Catalina y sus amigos se refrescaban durante sus largos paseos / J. Borrero / Valencia, Abril 2019


Catalina nuevamente se detuvo al oír las voces de dos jóvenes humanos que se encontraban revisando un vehículo en plena avenida. Obviamente Catalina desconocía lo que era un vehículo, pensaba que éste se trataba de un animal más grande desconocido por ella. Levantó la cabeza y afinó al máximo su capacidad auditiva para escuchar la conversación de los jóvenes. Además de una excelente deportista, en la escuela Catalina había sido una aventajada estudiante de la materia Lenguaje de Humanos. Su profesor había sido una iguana que había nacido y vivido varios años en cautiverio en un zoológico cercano, hasta que logró escapar por un descuido del personal de mantenimiento de dicho recinto y se pudo refugiar en el cerro donde Catalina y un gran número de iguanas residían y cursaron estudios con él.

La conversación entre los jóvenes tenía que ver sobre el vehículo. El dueño de éste le decía a su amigo que el carro había quedado como si fuera de Fórmula 1. El carro lo acababa de retirar del taller mecánico y estaba en inmejorables condiciones para los piques nocturnos que hacían los sábados en forma clandestina en la vía pública, en medio del estruendo de la música y consumo de licor. Al oír la palabra carrera, los ojos de Catalina se tornaron brillantes como si a estuvieran invitando a competir.

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Catalina sigilosamente escuchando la conversación de los jóvenes en el interior del vehículo


El dueño del vehículo invitó a su amigo a dar una vuelta para probar el carro. Inmediatamente Catalina se acercó al vehículo sin que éstos notasen su presencia y se puso en posición de partida como para iniciar una carrera. Los jóvenes abordaron el vehículo e inmediatamente el piloto lo encendió, tras lo cual efectuó una acelerada brusca para impresionar a su amigo con la entonación del motor y el funcionamiento de un resonador que le acababa de incorporar. Catalina estaba impávida al lado del vehículo. Sin inmutarse estaba preparada para iniciar la competencia, ningún rugido de un oponente la intimidaba. Como en las carreras de iguanas ella pensaba en concederle una ventaja inicial a su rival, para luego en un remate espectacular sobrepasarlo sobre la línea de llegada. Así lo había hecho cientos de veces y esta vez no tendría por qué ser diferente.

El vehículo arrancó lentamente y Catalina sin sobresalto estaba al lado de éste. De repente, el piloto comenzó a acelerar y Catalina comenzó a quedarse rezagada. Sus cuatro patas con uñas afiladas no respondían a la velocidad de los cauchos del vehículo. Catalina empezó a quedarse atrás, cada vez más lejos. Al cabo de unos segundos Catalina ya no pudo observar más al vehículo, éste se había perdido a través del “río negro”.

Una profunda frustración recorrió todo el cuerpo de reptil de Catalina. Por primera vez en su vida había sido derrotada en una carrera. No hubo testigos de este evento, no se sabe si afortunadamente para ella. Todos los detalles de la competencia estaban en su mente. El rugido del motor retumbaba en sus oídos como un trueno en época de invierno. Extenuada por el esfuerzo, debía retornar a su hábitat. Más allá de la aplastante derrota, había experimentado una aventura excitante de la cual no podía dar detalles a sus amigos ya que había hecho caso omiso a las advertencias de las iguanas mayores. Mientras venía de regreso con su paticas “hirviendo” por las altas temperaturas del asfalto y muy lejos de sentirse frustrada por la derrota, no dejaba de pensar sobre cómo convertirse en un piloto de Fórmula 1 y tener nuevas y emocionantes aventuras en un futuro muy cercano.

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Catalina, la iguana que quería ser Piloto de Fórmula 1


Espero que hayan disfrutado de esta historia tanto como lo hacían mis sobrinos. Para mi no hay nada más satisfactorio que estimular la imaginación de los niños y escuchar que sus tiernas voces te pidan nuevamente que les vuelvas a contar una historia que han disfrutado.
Sort:  

Un cuento corto que atrapa en la lectura.

Muchas gracias @rutablockchain por tu comentario, lo aprecio mucho. Feliz tarde!!

Esta publicación ha sido seleccionada para el reporte de Curación Diaria.

final de post.png¡¡¡Felicidades!!!

@mayvileros gracias por el apoyo. Abrazos a todos!!

@fridakahlo muchas gracias por su reconocimiento. Saludos!!

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