Empapado (Texto personal + fotografías temáticas).
Preámbulo
Esta es la reescritura de un texto que redacté este año, hace ya unos meses. Sigue siendo texto extremadamente cursi y pasional, en el que mi racionalidad está puesta de lado y una parte de mis pasiones se encuentra sobre la mesa. Si a usted no le perturba un papelón demasiado dulce, bienvenido sea a este texto.
Empapado
No pretendo hacer un manifiesto ni un texto de auto ayuda, simplemente abrir una interrogante que debería responder cada fisgón incauto que tenga la mala suerte de caer en este texto.
Más de un amigo o conocido me ha declarado su amor por la lluvia, en especial al mojarse en ella. A mitad de chaparrones de agua he visto hombres y mujeres–totalmente ajenos a mi existencia- jugar bajo la lluvia como si de niños se tratase, mientras lanzan carcajadas al aire; otros caminan a pasos despreocupados, sin siquiera preocuparse por proteger su piel o su ropa. Me parece que los segundos son más raros que los primeros.
Me gusta la lluvia como me gustan las abejas, de lejos. A la mínima caricia de la gota que cae del cielo busco taparme con lo que tenga, si es un techo amplio, mejor. Aunque debo confesar que la primera vez que me enamoré no me importaba mojarme con la lluvia si estaba con esa persona. Paulatinamente ese primer gran amor se fue extinguiendo, la lluvia me comenzó a parecer más pesada, y en su momento mis lágrimas también cobraron más peso. Si algo me caracteriza es que soy un llorón de la más alta categoría, eso es algo que no puedo esconder ni en persona, así que no tengo porque esconderlo en un texto lo que busca es ser sincero.
Volviendo a lo que me llama la atención, también hay una cantidad considerable que gente a la que no le molesta tanto la lluvia, pero no le gusta mojarse, a diferencia de los ejemplos ya expuestos, estos son los que llevan paraguas. Herramienta muy práctica que te protege de las gotas de agua...hasta que vives en un apartamento tipo estudio, donde probablemente el paraguas ocupe un espacio importante al secarse en el suelo.
De manera concreta, están los que aman la lluvia y se mojan en ella; los que la aprecian, pero la evitan; los que prefieren no saber nada de lluvia sino más bien buscan refugiarse de ella; y los que simplemente les da igual. Lo mismo pasa con el llanto.
Como el planeta tierra, nuestros cuerpos están compuestos por una gran cantidad de agua. Cuando sentimos emociones fuertes, parte de ese líquido que nos conforma se acumula en la mucosa más alta de nuestro cuerpo, los ojos, brotando como la lluvia y recorriendo nuestros cachetes, luego, cayendo en la acera, en un cuerpo inerte, en la palma de nuestras manos, en la carta que nos conmovió, o en cualquier lugar posible.
La lluvia es un fenómeno natural, el paraguas no. Cuando aguantamos las ganas de llorar es como si abriéramos un paraguas, detenemos el flujo natural de la concentración de líquidos en los ojos por una imposición meramente humano. Si un animal quiere llorar, llora. Si un humano quiere llorar, lo piensa, luego llora o no lo hace.
Hace una semana (ya han pasado meses desde la primera vez que escribí este texto) me entregaron una carta, llovió mientras la leía, aun cuando el cielo estaba despejado y no había nubes grises. Eran mis ojos los que llovían. Pude sentir la resistencia del paraguas bajo mis párpados, pero estaba roto, y un paraguas roto no protege totalmente al usuario, el agua se las arregla para colarse por los agujeros.
Pasan los años y seguimos empeñados en hacer totalmente sumisa a la naturaleza, como si de un duelo se tratase. Pero en el fondo somos unos miedosos, le tenemos miedo al flujo natural de las cosas. Por eso nos refugiamos ante la lluvia con un paraguas. Por eso nos refugiamos ante el llanto bajo una supuesta convención social donde debemos controlarnos. Ay, tengo ganas de correr bajo la lluvia (por gozo), ganas de llorar sin contenerme (por gusto). Ay, ya no quiero usar paraguas.
Buenas @hormigaobrera, este post se ha votado a través del Proyecto Cervantes 'Posts de Calidad'. Un saludo.
soooooyyy faaaaannn.
hermoso gracias por compartirlo, y sii estoy de acuerdo contigo hay que llorar, porque el llorar es sincero, el llorar nos hace humanos, llorar es placentero, te lo dice una persona sumamente melancolica que luego de una buena llorada lo que salen luego son carcajadas! mi voto :)
Hermosísimo escrito e impactantes fotografías!!! Vivan los papelones extremadamente dulces!!! XD
No, en serio, me gustó mucho toda la reflexión poética que desarrollaste a partir de algo tan simple como la lluvia (externa e interna). Muchas gracias por compartir!!
Gracias a ti por leer!!!