Me encanta conocer animales nuevos, y si por casualidad ya sé de su existencia me pierdo detallándolos. Los zoológicos representaban el espacio perfecto para que el Silvio pequeño pudiera contemplar animales comunes y exóticos sin que fuese en la televisión, pero vamos, tampoco los veía en la naturaleza. El zoológico es un espacio antinatural que nos transporta a distintas regiones del planeta a través de los animales que residen en el mismo.

Uno de los hobbies del Silvio pequeño era ver Animal Planet, desde ese momento nació la necesidad o la meta de acercarme al trabajo que realizaban los fotógrafos de vida salvaje. Recuerdo que había un par de programas que tenían la misma estructura que idealizaba: un tipo aventurero conocedor de una vasta información sobre los animales se iba a lugares recónditos del planeta a fotografiar animales extraños.

Se ha cumplido parcialmente ese sueño de la niñez, he aprendido a manejar una cámara fotográfica lo suficiente como para sentirla una extremidad mía, eso me alegra. Sin embargo, también he olvidado muchos conocimientos que de niño tenía sobre los animales. La balanza se revirtió con el tiempo y ya no solo me interesan los animales. Uno crece.

En estas vacaciones fui al parque zoológico Chorros de Milla (estado Mérida, Venezuela), donde junto a mi teleobjetivo/zoom me dediqué a detallar y a fotografiar aspectos llamativos sobre la mayoría de los animales del parque zoológico, ya fuese un rostro, un detalle del plumaje/pelaje, entre otros aspectos físicos del animal.

Hago una pausa para hablar de la diferencia entre detallar y fotografiar con el teleobjetivo o zoom: uno puede utilizarlo como un telescopio convencional, sin necesidad de hacer fotos.

Aprovechándome del estado inmutable de estos seres encerrados conseguí plasmar exactamente lo que mi mente deseaba. La experiencia y la conciencia de las limitaciones que tienen mis objetivos (lentes fotográficos) me ayudaron a eso. Detallé y retraté a los pumas, al oso frontino, a los tigres de bengala, al mandril, a los monos araña, a la guacamaya, al leopardo, entre otros; con ellos, su melancolía, su aburrimiento y la tranquilidad de vivir de manera antinatural.

¿En qué se parece un zoológico a la actividad del fotógrafo? Son coleccionistas, y específicamente en los que fotografían seres vivos, coleccionistas de vidas ajenas. Sé de una comunidad indígena -cuyo nombre ya no recuerdo- que se disgustaba al punto de la ira si los apuntabas con la cámara, probablemente comprendían la naturaleza retentiva del medio fotográfico mejor que nosotros, aun cuando se destaque la inocencia de los mismos al tenerle temor a una máquina.

Hecha la similitud ahora es necesaria la distinción. La manera en como los zoológicos coleccionan vida son totalmente distintas a las de la fotografía, el primero trabaja a modo de prisión de inocentes, el segundo sobre una inmortalización de algo. Es cierto que para la presentación de estas tres fotos me aprovecho del sistema de aprisionamiento animal para hacer fotografías, y sinceramente los resultados me llenan de satisfacción...

Algún día detallaré con cuidado y fotografiaré según las exigencias de mi mente animales en su medio natural, tal y como el Silvio pequeño lo hubiese querido.