Concurso Capturando la Historia / Tema "el cassette"/ Los cassettes y los libros
Antes de narrar mi experiencia con los cassettes quiero unirme a las felicitaciones de este amigo en Steemit, @gaborockstar, por haber logrado esa reputación de 70 que celebra como tiene que ser.
Comenzaré a seguirte a partir de ahora, @gaborockstar, porque al leer tu invitación a concursar me sentí muy identificada con tu perfil. También provengo del ámbito académico y es allí precisamente donde quiero situar ni narración.
Cuando fui estudiante universitaria ( deambulaba yo en botas frazzani, faldas largas, collares étnicos) el uso de los cassettes estaba en pleno apogeo.
Era el tiempo de en el que el auditorium de mi universidad permanecía repleto, con las mejores películas de autor, los conciertos sinfónicos y las presentaciones de los mejores artistas... Al hacer el recuento me emociono, ¿a quién no emociona su propia juventud?
Fue el tiempo en el que me aprendí las canciones que me cantó (yo estaba en primera fila) Soledad Bravo, en el que reconocí la poesía a través de las letras de Daniel Viglieti de las vocalizaciones de Serrat... El tiempo en el que buscaba la manera de poseer -comprándolos originales o grabándolos- los cassettes de mis interpretes preferidos. Qué sentimiento inmenso, compartí con mi generación universitaria y no solo en los hermosos espacios de mi Universidad de Oriente, sino en todo el mundo. ¡Fueron los incomparables años 80!
Los cassettes con su masificación, hicieron llegar la música universal a los rincones más apartados, a la vez que estrechó íntimamente los círculos de amigos que se juntaban para escuchar música.
Mis cassettes y los libros fueron muy buenos amigos siempre, tenían un codo a codo que no he logrado reproducir con ningún otro medio para transportar música, con ellos, con mis cassetes preferidos y mi libro de turno, iba a la playa, a las bibiotecas (¡claro, con mi Walkman y audífonos!) a los lugares de espera.
Siempre supe exactamente de donde había sacado el cassette que estaba usando... El primero, por ejemplo me lo regaló mi amigo C. S. Era, es, corrijo, la grabación, desde la radio, de las primeras canciones de Soledad Bravo, La canción del elegido, Que vivan los estudianttes, Palabras de amor.... Aún lo conservo.
El último es ese que miro en la foto, El de Jazz y blues de nuestra maravillosa voz Biella da Costa, lo compré en el pasillo de ingeniería de la UCV.
¡Los invito a participar de esta fiesta de los setenta!
¡Hay buena música!
Las fotografías son propias, ambas realizadas con mi celular umidigi.
La selfie fue tomada a color y editada a blanco y negro.
Una historia emocionante querida @gracielaacevedo, me imagino que al relacionarla con los buenos tiempos de la universidad te embargó la nostalgia. Afortunadamente está la música para alegrar el alma. ¡Un abrazo!
Haz hecho una hermosa publicación, @gracielaacevedo, relacionando tus cassettes con aquellos años gloriosos cuando la universidad y la vida en nuestro país era un espacio de alegría, música y arte.
Te doy un abrazo fuerte.
Que bueno que di otra vueltica por aquí. Gracias por compartir esta historia tan bonita. "Desangrado son corazón" esa canción vino a mi mente y luego "deja esa negra bailar en paz"(risas) que hermoso @gracielaacevedo. Me devolví " con esa cara de marido tu te ves tan aburrido arranca pa ya'. jahajahajaj