Son pocas las veces que he podido estar en este hermoso lugar donde el río Caroní hace presencia en una infinidad de caídas de agua que engañan el paisaje a partir de la accidentada geografía, así como inigualable belleza, siendo uno de los lugares más visitados en la región Guayanesa por su ubicación dentro de la ciudad y su fuerte atracción como espacio de vida.

Al llegar a este oasis verde las fotografías pintaban un lugar complejo en retrato donde la visión del hombre se magnetizaba ante tanta belleza en paisaje haciendo de la labor fotográfica una profesión de deleite. La niebla que bajaba en las por las aguas silbantes, el claro oscuro de la abundante vegetación, la lluvia fina que engalana el atardecer y la diversidad de especies que andaban e desdén. Todo esto para ser un mundo distinto dentro de otro.

Recordando la vía para llegar al parque sentía una repetición del catálogo en las adyacencias a la carretera siempre repitiéndose el pino verde y cielo colorido, sintiendo a la vez como si consiguiera la medicina para la vida que buscaba en todos lados y estaba allí, tan inmensa y tan grande en la llanura. Es un renacer en ti donde la conexión entre el pasado que atormenta y el presente que preocupa llega a su fin, cambiando por la esperanza y vida del frio verde azulado.

Si algo que destaco del paisaje y mi afinidad por la Geografía, se trata de bajar por senderos hacia las cascadas y puentes viendo cómo se forma un arcoíris sobre las pulverizadas aguas que se elevan como el viento dando como resultado una especie de puerta al cielo. Recuerdo dulcemente como conseguir una respiración adecuada y vibrante en medio de ese planeta nuevo me llevo entre universo de colores en paisaje replanteando una evolución como ser viendo más allá del hecho vivido y adentrándome en la profundidad del ser.

. La gran diversidad de flora y fauna única en el mundo que solo se ve en ese parque y que vale la pena disfrutar, es su mayor espectáculo, por lo que cabe acotar el cuidar y preservar estas áreas que nos ayudan a encontrar nuestra propia humanidad como ser.