Recuerdos de una maestra rural. La cruda realidad

Los niños eran sanos, física y mentalmente. Este podía ser uno de ellos cuando volvía por la tarde con las ovejas para encerrarlas en el corral, y después acercarse a la escuela, eso sí, cansado de todo el día, de trotar con las ovejas y con los perros mastines por los montes. Me llamaba la atención al principio que tanto lo niños como los hombres padres y abuelos de las familias usaban boinas muy viejas y deterioradas., pero había uno de los más grandes dentro de la edad escolar que había hecho una flauta, él mismo, sin ninguna ayuda y tocaba melodías compuestas sin partituras por él mismo mientras cuidada las ovejas. No es exacto a cómo me ha salido el dibujo, pero algo lo recuerda, por lo menos la representación de la vara en la mano derecha para arrear a las ovejas cuando quería conducirlas cambiando de rumbo por los senderos, yen la izquierda represento la flauta que tanto me impresionó.

Sigamos con lo que yo tenía entre manos: la diferencia abismal de lo estudiado en la carrera con el enfrentarse a la cruda realidad de la docencia real.
Había tenido en cuenta una de las manifestaciones de una adaptaciòn posible de mis alumnos en el periodo evolutivo, que era lo que me esperaba en mi ejercicio docente. Las primeras manifestaciones eran las ya dichas en otro post anterior, de fobias y posibles obsesiones

Otra de las manifestaciones podrían ser los tics, aunque en mi primera impresión me parecía que de esto no me encontraría nada en aquellas montañas. No obstante como lo había estudiado, lo tenía en cuesta por si acaso, y yo me tomaba muy en serio las enseñanzas adquiridas de los profesores de la Escuela Normal de Magisterio. Los tics son movimientos involuntarios, bruscos y repetidos, rápidos, que afectan a un grupo o grupos de músculos funcionalmente vinculados, y que han perdido su utilidad se la tuvieron en su origen. De esta definición pueden deducirse características como la rigidez sistematización, intempestividad, esterilidad y variedad. Pueden afectar a cualquier parte del cuerpo aunque los tics faciales son los más corrientes, o tal vez los más visibles por aparecer ostensiblemente en la cara.

El significado de los tics es diverso pero corrientemente están en relación con la inestabilidad psicomotora y con un estado de tensión psíquica. A veces pueden indicar la simple manifestación de una deficiencia de poderes inhibidores, por lo cual un acto inicialmente orientado a lograr un fin, sigue repitiéndose aun después de haber desaparecido el objetivo.

Las interpretaciones psicológicas ponen en relación los tics con estados de regresión afectiva, en los que dominan otras agresivas y actitudes narcisistas No creo que haga falta recordar aquí el mito de Narciso que se enamoró de sí mismo mirándose en el agua del estanque a modo de espejo.

Las interpretaciones psicológicas vienen dadas cuando se excluyen las componentes neurológicas. Por eso no se refieren ni a los tics postencefálicos ni a los más comunes de los deficientes mentales graves.

Antes de atreverme a aseverar que un niño o adolescente estaba en este estado de tics me vería obligada a precisar cuándo apareció el trastorno y las eventuales anomalías familiares. Esto sería muy importante, por eso me proponía entrar a conocer a las familias de todo el pueblo, cosa que no me sería difícil, más bien fácil ya que las gentes de aquellas montañas eran sencillas y buenas y volcadas con la nueva maestra que nunca había habido. Lo haría en el pueblo durante el día, en la época en que todavía el clima lo permitía, así que me acerqué a la totalidad de las familias para conocer in situ su situación emocional, vital en definitiva, y conocer el elemento fundamental donde los niños a los que iba a enseñarles a leer y a escribir como materia fundamental de mi enseñanza se habían desarrollado y que sería determinante en su personalidad.

Desde luego, entre aquellos niños sanos de aquellas montañas no me encontré tics precoces que se manifiestan en el periodo de transición ente la edad familiar y la edad escolar en un sujeto cuya familia ofrece aspectos patológicos tales como hiperproteccionismo materno, madre ansiosa, o hijo único. Solo había un hijo único en edad escolar y estaba perfectamente integrado en el pueblo no exactamente pero casi integrado como si de una familia donde estaban integrados todos los niños y niñas del pueblo bajo una mismos mismos patrones familiares con la única distinción que dormían y comían en distintos techos pero con los mismos aspectos sicológicos y vitales en general.

Aquella teoría tan estudiada en mis apuntes de la carrera de que aunque el tic desaparecía en la pubertad no significaba que desapareciera la neurosis, por lo menos en aquellos mis primeros pasos entregada la docencia real no me estaban sirviendo y veía en los niños un interés sumo en aprender lo básico que tenía que enseñarles: leer y escribir.