El Volcán, cerro de El Hatillo

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¿Quién dice que hace falta viajar por TODA Venezuela para hallar variedad natural?
Incluso aquí dentro de la ciudad capital, Caracas, podemos encontrar numerosos climas y micro-climas que nos harán sentir en otra ciudad totalmente distinta a la a veces congestionada Caracas. Ejemplos de esto son: El Ávila, Universidad Simón Bolívar, Jardines Topotepuy y demás atracciones que se encuentran en la montaña y nos permiten olvidarnos del calor de Caracas.

Sin embargo hoy te hablaré de un cerro llamado El Volcán debido a que se encuentra en una zona del mismo nombre que queda en el municipio el Hatillo, al sur completo de la ciudad y como contraparte del Ávila, es un cerro árido que se acostumbra a subir los fines de semana en familia. Tiene numerosos caminos ocultos: Para los ciclistas, los montañistas o los que solo suben a pie para pasar el rato.

Hace unos años visité este cerro con mi familia

y tanto la vista como los distintos recorridos hechos fueron realmente de otro mundo, al igual que desde el Ávila, se puede ver toda la ciudad debido a que nos encontramos en unos de sus extremos.

Ciudad que desde lejos y al lado de la naturaleza

puede brindarnos reflexiones importantes acerca de lo que queremos para nuestra ciudad y cómo nosotros mismo podemos contribuir a crear una ciudad más habitable. Todo esto lo reflexioné en su momento y puedo reflexionar en ello de nuevo: porque Venezuela si tiene paisajes hermosos y una Diosa madre naturaleza para todos los gustos, colores y sabores, pero más allá de eso, Caracas es una CIUDAD que propone numerosa movidas culturales, factor y calidad humana que también vale la pena destacar como algo BUENO que este país puede ofrecer.

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Comparto además fotos que tomé de mi familia

mientras descansaban en las paradas estipuladas o que la gente por convenio tácito decidió como paradas de descanso (lastimosamente yo no salgo porque yo las tomé jajajaja).

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Con estas dos fotos a continuación

quiero mostrarte parte de la vegetación xerófita que se puede dar en nuestra propia ciudad, ¿increíble no? además de la bella arena que compone a este cerro, es una arena fina que incluso en la vida real te hace sentir en la playa... y si no fuese por el calor podría hacerse pasar por nieve (créeme que no son efectos del blanco y negro), es una arena muy clara. Los vientos en esas alturas son muy fuertes, diría que esa es la razón principal por la que la arena es tan abundante en ese cerro, la erosión del viento en esta inevitable vida del paso del tiempo.

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Cuando llegas a una de las tantas cimas,

puedes observar la ciudad y el ambiente así, lleno de caminos floreados, praderas y pequeñas caminerías aún de arena, es sorprendente la variedad de ambientes que se pueden encontrar en un mismo lugar natural de la ciudad:

Acercamiento de ese pasillo floreado:

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Y aún hay más variedad (parece sacado de la imaginación de un niño)

Hay un bosque de pinos y pinos esporádicos a lo largo del recorrido.

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Cimas alcanzadas

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Ciclistas en la vía:

Confieso que caminando por esta vía casi me atropella un ciclista, tuve que lanzarme a los matorrales prácticamente (jajajajaja), no sabía que esta vía era solo de ciclistas y para cuando desde lo alto me gritaron: "¡BICICLETA!" Ya era muy tarde para regresar y estar en la ruta a salvo.

Evidentemente al ciclista que pasó por ahí no pude tomarle fotos, pero a este otro más arriba sí:

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El sitio

En este lugar no hay vendedores de ningún tipo por lo que te recomiendo llevar tu propia hidratación (jugos cítricos y dulces es lo que más provoca en estas subidas) y alguna fruta, es muy refrescante comer fruta como: patilla, piña, melón o cambur en esta situación de deporte extremo. A este lugar se accede por la urbanización El Cigarral en el Hatillo ¡Disfruta la brisa de las montañas y de un día de ejercicio activo!

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¿A qué quiero llegar con esto?

Que Venezuela dentro de sus propias ciudades tiene una diversidad increíble que aún no es recorrida por todos sus habitantes, no hace falta ir a Mérida para sentirte en el páramo, los bosques de la Universidad Simón Bolívar en la mañana te lo brindan, El Ávila con sus neblinas también o las distintas montañas periféricas a la ciudad. No hace falta Coro nada más para sentir el clima árido, son varios los cerros que nos brindan este ambiente, por ejemplo también el de El Hotel Maracay, en Maracay. No desvirtúo aquellos lugares emblemáticos y CLARO que vale la pena visitarlos, solo trato de rescatar que nuestra variedad está en todos lados y no por zonas. Y creo firmemente que al reencontrarnos con todo lo que tenemos a nuestro alrededor (como este paisaje de ensueño que posee de todo un poco) y sentarnos desde lejos a apreciar la ciudad, podremos quererla y sentirla más nuestra para seguir explotando el talento humano que recorre esas calles y del que debemos sentirnos orgullosos.

Partir de lo natural que es nuestro, para luego unirnos como humanos que habitan un mismo cielo y se escudan en la misma montaña.