Nudos...
Nudos, nudos, nudos. Una palabra que estuvo muy presente en mi mente a lo largo de semanas. Una palabra que me llevaba a numerosas ideas que se entrelazaban unas con las otras y sin ninguna ciencia hacían lo que hay acá, fotográfica y textualmente, un nudo. Nada más. Rudimentario e in-experimentado, un nudo sin inicio ni final. Un nudo que empezó como este texto que lees y de ahí derivó en las fotos que ves en la otra columna. Como la palabra nudo estuvo tanto tiempo en mi mente, este pequeño y modesto texto se divide en varias etapas que iré segmentando para tratar de desenredar todos esos nudos que puedo tener.

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La foto de una foto que te lleva a otras fotos, a recuerdos y a sensaciones de otras vidas que están separadas de tu ser actual por la fina virtualidad de una pantalla de celular.

—Un café sale...

—Vuelvo a sumergirme en el pasado que veo en el celular.

Nudos se forman alrededor de mi cuerpo al ver lo que pudo ser, lo que no fue o lo que hubiese sido, todo —obviamente— imaginado. Sin ciencia, sin parámetros que me ayuden a descifrar esas preguntas. Solo peguntas al aire con un trago de nunca habrá respuesta, de: la vida está llena de no respuestas.

—Otro café sale... pierdo al noción del pensamiento anterior...

Escucho canciones que me transportan. Algunas a eras doradas, otras a eras de bronces... Pero no por ti, sino porque no supe ver el oro que eras, o que eres. De repente la realidad me pega y recuerdo la era en la que estoy, la primitiva, en la que todas las definiciones que podía tener se caen por sí solas. Definiciones que ahora empiezan de cero. Soy madera, semilla, nada más. Con recuerdos "milenarios" (quizás, si consideramos algún traspaso de información por mis células por parte de pasados generacionales) de otras vidas pero iniciando desde cero.

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La noche empieza recién o termina cuando no siento mi nariz, cuando los sentidos se van y dejo de ser. Cuando a medias leo el nítido cartel de Speed Unlimited Energy drink mi cabeza se detiene y por alguna razón me dice que escriba estas líneas. Las recuerdo claramente a pesar de que el motor de mi cuerpo dejaba de ser sangre para ser el dulce elixir etílico. Escribí que no entendía la vida ni entendía lo que estaba escribiendo. Mezclé algunas oraciones en inglés para terminar la frase con: La poesía del siglo 21, writing while you're drunk. Splanglish for the países of the caribbean. Qué pretencioso de mi parte llamar a eso poesía. Los nudos se fueron haciendo tensos y dentro de mí y todo perdía el sentido por completo. La chica que estaba conmigo me besó. Nos besamos más. Hasta que mi mundo interno, literal se hizo un nudo y en las violentas aguas etílicas mi cerebelo falló. Sí, el cerebelo. Sus besos tumbaban todo mi equilibrio. A medias logré conseguir su contacto y me fui.

Hemos seguido hablando.

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La vida sigue. A veces son círculos, piedras que tropezamos, a veces seguimos atando nudos que no sabemos cómo desatar o si nuestra cuerda resiste lo que le vamos agregando. Irreversible.

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Pd. Si me sigues en Instagram probablemente viste el show mediático que hicieron estos nudos en mis historias. He aquí el resultado de esa solicitud poco convencional. No eran nudes, eran nudos.

—FIN—