Entre una de mis aventuras poco excitantes pero que requieren de mi movilidad entre montañas, visité el pabellón abandonado y en ruinas de la Universidad, millones de leyendas se pueden imaginar acerca del origen del estado de esta estructura a pesar de que nadie habla de ello o nunca he escuchado una historia que cuente las razones, por más mágica que sea.

Estuve ajetreado todo el día corriendo de un departamento a otro y hablando con un coordinador y con otro y luego con otro durante todo el día. Bajaba del departamento de arquitectura, departamento en el que vi una asignatura de paisajismo y jardines. La hora del almuerzo se acercaba y por ende los otros departamento cerrarían pronto por el descanso de trabajo, debía apurarme pero pasar al lado de este pabellón siempre me ha distraído y no puedo evitar tomarle alguna foto. Fue así como cuadré la fuente abandonada en donde ya no hay agua; y si la hay es estancada, para las aves en relación al árbol que se erigía por detrás, dando así la ilusión de que el árbol nace de dicha fuente.

Hice varias tomas porque el sol no me permití ver bien si la foto quedaba cuadrada, al final tuve que recortarla un poco. Finalmente la hora del almuerzo llegó y de todos modos me determiné ir a la coordinación de la carrera por si por casualidad habrían cerrado más tarde. No fue así, ya habían cerrado pero almorzaban en la oficina y la coordinadora es fanática de mis fotos, sigue mi trabajo de concursos y de redes sociales desde que entré a la universidad, le conté el apuro que tenía sumado a la pequeña distracción, no se lo tomó a mal, le prometí publicar la foto pronto en mi cuenta de Instagram, cosa que pasará mañana porque hoy tocaban fotos horizontales.