No es esta luna la que hoy es testigo de mis sufrimientos. No es esta luna la misma que posaba hace un año en mi primer invierno. No soy tampoco aquellos ojos que alguna vez veían parejas en las calles y distintos espacios y componía "cuadros" con su amor. No soy nada de lo que fui, o trato de decírmelo mucho... No soy nada de lo que fui hasta el punto de no volver a saber que fui, que soy o que seré. Vivo rentando corazones por cortos alquileres, a veces por periodos más largos pero eventualmente vuelve el vacío de piedra, de recubrimientos de acero sobre el corazón que no se renta, el que siempre se guarda en el pecho.

Solo la luna, esa luna, y yo mismo (a veces) podemos saberlo

Duro decirlo

Duro escribirlo a los códigos de internet. Duro que no sea correspondido. Duro que así sea otra vez.
Es duro, pero te amo.