Concurso Cervantes: 1ª Entrega. El tiempo como dimensión.

in #spanish7 years ago (edited)

Inspirarse del arte de otros

es lo que me gusta del arte.

Introducción


En ese sentido, terminamos haciendo cadenas artísticas que se construyen desde las raíces más humanas y básicas que nos componen, cada vez con más perfección —factor igualmente humano—, es por ello que me gusta interpretar o inventar cuentos, relatos, fotos, arte audiovisual o entre otros que puedan inspirarme otros artes. Por ejemplo: Una serie fotográfica inspirada en un álbum de alguna banda. Para este caso escribiré una especie de cuento, relato o simplemente un escrito asociado a la foto del Concurso Cervantes.

El tiempo como dimensión

más allá que un reloj.


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Fuente de la foto


Luis Carlos era fanático de la fotografía para los tiempos en los que tomó su foto más acercada de lo que para él era el tiempo. Luis Carlos invertía sus tiempos libres incursionando en divertidos retos fotográficos y en aprender técnicas nuevas para obtener resultados interesantes en la edición y posterior revelado del arte que captaban sus ojos. Ya Luis había cubierto retos de cualquier área: retratos, desnudos, paisajes, vida salvaje, reportaje, arquitectura, entre otras. Sin embargo aquel día, ¡oh aquel día!, todo cambiaría para Luis.

Eran ya horas pasadas de la madrugada cuando antes de acostarse y apagar su computadora se encontró con un concurso de fotografía filosófica que presentaba como portada la famosa obra de Salvador Dalí La persistencia de la memoria y un sencillo pero resonante título del concurso: El tiempo. Una imagen y título lo suficientemente llamativos como para que Luis guardara en la sección de favoritos de su buscador, el blog de filósofos que promocionaba el concurso. Blog que más tarde Luis leería, justo después de un merecido descanso. ¿Quién diría que este sería su último descanso real por mucho tiempo?.

Al despertar, Luis enciende su computadora recordando la última ventana vista en su navegador. Lee por encima el tema del concurso pero este solo explica que en una foto se debe representar o retratar el tiempo. Así a secas, sin más palabrería que adorna todos los concursos y textos de algún pretencioso. Lo justo, lo general que puede llevarse a lo micro. En este momento Luis se sintió motivado por las exigencias del reto y pensó en numerosas expresiones, cosas o relatos que le hacían pensar en el tiempo: una señora mayor en una zona popular ¿por qué una zona popular necesariamente? Porque las arrugas y la piel de estas personas son más marcadas dejando explícito el paso del tiempo, pensó también en la naturaleza que devora alguna estructura olvidada por el hombre, el nacimiento de un bebé, el reloj de la plaza del rectorado de la Universidad Central de Venezuela que asciende helicoidealmente como el mismo tiempo, como un ADN, pensó en lugares abandonados e ilustrar bajo técnicas de iluminación a fantasmas, pensó en contextualizar actores de alguna época en esta moderna, por ejemplo: vestir a una persona con ropas renacentistas y ponerla a posar frente al Empire States o abordando un avión.

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Fuente a la foto

...

En fin, Luis pensó tantas cosas pero todas le parecían evidentes, él quería algo más original y único, su propia percepción del tiempo y no la ya adquirida inconscientemente, el tiempo es más que un reloj que da vueltas infinitamente.

Luis imaginó representar el tiempo como caminos, pero ¿cuál camino escoger? ¿alguno accidentado? ¿lineal con una perspectiva que no se ve el final? ¿un camino en curvas? ¿cómo era el tiempo? o más bien ¿qué era el tiempo? Para Luis, un simple estudiante de comunicación social, caer en una pregunta que puede caer en zonas muy científicas y de teorías complejas de la física moderna, más que un obstáculo significó un reto dentro del reto, por ello se quedó días enteros y noches de insomnio gastando su vista frente a pantallas o letras diminutas de libros teóricos. La cámara ya estaba olvidada, el reto iba más allá de la foto, ahora era entender el tiempo.

Pasaron días y días en los que Luis solo pensaba en gráficas, probabilidades, modelos en hasta cuatro dimensiones complejísimos y demás líneas y líneas que se cruzaban unas con otras pero sin patrón aparente. Luis pensó en el tiempo y en el viento. En el viento como cauce del tiempo.

Después de la revelación última que volvió a acercar a Luis Carlos al arte, Luis Carlos decidió entender el tiempo como ondas impredecibles, como el viento que pasa y vuelve a pasar pero con otras direcciones e intensidades, no lo controlamos. Luis Carlos capturó el movimiento del lago y con él la ilusión del movimiento de las palmeras, un movimiento surrealista, como el de Dalí, en el que el tiempo se funde con lo físico y lo momentáneo. Un movimiento en el que las imágenes, la virtualidad, toca la realidad. Después de esta fotografía, Luis Carlos no volvió a tocar una cámara, la idea de sentir que congelaba el tiempo, el instante, con cada fotografía lo abrumó. Le pareció una idea ingenua, sentir que inmortalizaba un momento que al final de cuentas el tiempo devoraría. Porque la persistencia de la memoria, culmina con la muerte del que transporta la memoria, y al final, no importa cuánto se haya distribuido la memoria, el agregado de nuevos legados evita que dicha memoria persista.

Luis Carlos entregó la foto y se desentendió del concurso, nunca revisó ganadores y colocó en su información opciones de contactos que no eran sus verdaderas. Ya de nada le servía inmortalizar algún momento, pues era mentira, el tiempo siempre gana. Prefirió no desafiarlo.


Última fotografía de Luis Carlos.
¿Las palmeras blandas?



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¡Hey! TÚ ¡sí, tú!

No te vayas aún, no olvides dos cosas importantes:

Sort:  

Excelente @ fakj94 gran trasnocho !

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