Estoy en un cuarto oscuro y en cualquier momento puedo pararme, prender la luz o solo abrir la puerta, pues aunque es oscuro puedo ver que del otro lado hay claridad.
Otras veces estoy en un hueco, amarrada y con una venda en los ojos, no puedo ver si hay una puerta o por lo menos una esperanza de vida del otro lado.
Una de esas voces le habla a mi corazón la otra le habla fuertemente a mi razón.
La voz que le habla a mi corazón es tan sensible, vive aferrada a los sentimientos y no la culpo, esa es mi verdadera naturaleza. Constantemente me insiste en hacerle el amor al recuerdo y le hago caso, todas las mañanas agarro varios de ellos y nos encerramos en nuestra habitación, pero no sé si sea lo correcto.

La voz que le habla a mi razón, me dice que es momento de dejar la habitación, no merezco estar en un hueco o cuarto lleno de polvo esperando a ver luces para salir ¿hacerle el amor al recuerdo? ¡basta de eso!-me dice con rudeza- Deja de buscar recuerdos en ese baúl, afuera hay un mundo esperando por ti, mereces más que esto. Si tan solo pudiera hacerle caso a la razón.
Ambas parecen quererme, pero me asesinan por dentro, ambas tienen razón, pero no se si quiera escuchar.
No puedo solo dejarlas ir, porque al final de la noche cuando estoy sola en mi habitación esperando a ver la luz, ambas están ahí, una me agarra de la cabeza y me dice que todo estará bien, la otra busca la manera de secar mis lágrimas, pero ellas ya saben en donde desembocar... llevan días teniendo el mismo trayecto, nada puede detenerlas y menos cuando el recuerdo las azota.
La vida es como una servilleta. Todos los días te dan una nueva, es tu decisión como la quieres dejar al finalizar la tarde. La vida dejó de darme servilletas o yo dejé de aceptarlas, ya no recuerdo.
Cada mañana les digo a mi voces ¡basta! pero ¿cuantas veces tengo que repetirlo para creérmelo?
Ya le queda grande esa palabra a mi boca.
Estoy hundida, hice un hueco tan grande con ellas que ya ninguna puede salir. Estamos todas aquí atrapadas sin poder salir, sin poder ver, destinadas a la oscuridad perpetua.
Toqué fondo, mi mente se convirtió en el verdugo de mi alma. Ya no puedo volver atrás.

La depresión: se trata de un trastorno emocional que hace que la persona se sienta triste y desganada, experimentando un malestar interior y dificultando sus interacciones con el entorno. En el desarrollo de la depresión, lo habitual es que se produzca una combinación entre un elevado nivel de estrés y la persistencia de algunas emociones negativas.

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