Príncipes de la antiguedad

Generalmente son los vencedores los que dejan su relato, su brillo deslumbrante ante la opacidad de los caídos. Me lo recuerda el historiador Manuel Navarro cuando grabamos la serie Arqueomanía (como sabéis, se emite los sábados a las 13,30h en La 2 de Televisión Española y se puede ver a la carta en la página web de RTVE).
Cuando me habla del derrotado se refiere a Marco Cornelio Nigrino, un personaje que fue, casi con toda probabilidad, el constructor de unas magníficas termas que hoy en día se pueden visitar y admirar en el centro mismo de Liria, en la ciudad española de Valencia. Como estoy aprendiendo lo que puedo de Historia antigua grabando la serie, leo que algunos expertos defienden que Marco Cornelio Nigrino fue un político rival ni más ni menos que de Marco Ulpio Trajano -el Trajano que llegaría a ser gran emperador y conquistador romano-. Y por tanto es Trajano quien dejó su estela por todo el Imperio. En el foro que lleva su nombre todavía puede verse su magnífica columna, la que narra la conquista de la Dacia, en la actual Rumanía. La Historia se escribe así...

Columna de Trajano

Pero dejemos por un momento a esos señores romanos para adentrarnos en nuestros misteriosos protagonistas. Cuando el mundo griego alcanzaba sus cotas de máximo apogeo intelectual, tras la oscuridad del periodo arcaico, y todo el Mediterráneo era un hervidero de mercaderes y capitanes, en España se desarrolló el mundo de los valientes e indómitos Íberos. Probablemente de ahí se le llama actualmente "peninsula ibérica" al territorio peninsular español o "Iberia" a su principal compañía aérea. Parece más que probable que el término hiciera alusión a los pueblos del río Ebro, al que se llamó Íber.

Guerreros íberos (YOUTUBE)

El conglomerado de los pueblos iberos es variopinto. Los había turdetanos, oretanos, bastetanos, contestanos, edetanos, layetanos, indiquetas... Media península ibérica estaba poblada por iberos de diversas tribus. Una civilización que estuvo oculta hasta hace muy poco. Centenares de sus fortalezas llenan el Sur y el Este de España.
El hallazgo de sus damas en piedra –como la famosísima Dama de Elche, la de Baza, Cabezo Lucero o el Cerro de los Santos– y luego el de sus cerámicas y sus enormes monumentos -como Pozo Moro en Albacete o el Pajarillo en Jaén- han ido sacando a la luz a ese misterioso pueblo contemporáneo de griegos, romanos y cartagineses.

Dama de Baza

La ciudad valenciana de Sagunto parece marcar un hito en el territorio, una especie de non plus ultra de los iberos (o íberos). La cercana Edeta -ciudad amiga o enemiga según la coyuntura- pudo ser premiada por Roma en la Segunda Guerra Púnica. Todo apunta a que Edeta habría sufrido antes que ninguna los rigores de Aníbal (aquel conquistador cartaginés que está en la mente de todos por la utilización en sus batallas de enormes elefantes). Fue precisamente por soportar las acometidas de Aníbal que los edetanos fueron compensados por el mayor enemigo de Aníbal Barca, el legendario general y senador romano Publio Cornelio Escipión, llamado El Africano (sobre éste hay una entretenidísima biografía novelada del profesor Santiago Posteguillo que cuenta las batallas contra Aníbal y que es fácil recomendar). En todo caso, que quede claro que cuando decimos que Edeta fue premiada por Roma, lo que decimos es que especialmente fueron recompensadas sus élites. El pueblo, como siempre, fue el soporte.

Trilogía de Escipión (Ediciones B)

Edeta es la cabecera de un territorio que discurre por las orillas del río Turia hasta Sagunto, y fue el verdadero árbitro de aquel espacio, el Can Cerbero que guardaba las dos mesetas de las importaciones mediterráneas, del mundo que danzaba al ritmo de los dioses Apolo y Deméter, por un lado, y de Numa y Astarté, por el otro.
Hay 112 textos que decoran cerámicas de Edeta. Ciento doce fuentes que no se pueden traducir por el momento. Son una expresión genuina, como unos cómics del mundo antiguo.

Cerámica decorada con un baile íbero. San Miguel de Líria. Yacimiento de Edeta

Pero como en casi todo el Mediterráneo, al final todo acabó con aquella guerra global que entonces fue la Segunda Guerra Púnica…

Yacimiento arqueológico de EDETA

Roma venció y Edeta, como el resto del fastuoso mundo íbero, se solapó, se infiltró, se fusionó – previo sometimiento – con los usos y modos de la potencia dominante. Como decía Sinué, el egipcio: “Así ha sido siempre y siempre será”.
Los príncipes del Este, los edetanos, permanecieron siglos en el olvido. Pero, como me insiste una y otra vez el productor de la serie Arqueomanía, hoy en día podemos conocerlos – siquiera un poco – gracias a la Arqueología.
Domi del Postigo -www.domidelpostigo.es-