War Horse (Cavall desbocat, en catalán Hoy)

Un caballo es un puente. ¿Por qué las historias hermosas tienen que ser cuentos? El otro día, en casa, preocupado y triste por lo que sin opresión alguna sucede en Cataluña, volví a ver ‘War Horse’, una de esas películas infravaloradas de Spielberg -a A propósito, sobre el afamado director deberíais ver “Spielberg”, el documental de HBO dirigido por Susan Lacy-

(Frame del film. Obtenido en hollywoodreporter.com)

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(Afiche del documental "Spielberg". Obtenido en otroscines.com)

Basada en una pequeña novela para jóvenes de igual título, del autor británico Michael Morpurgo, ‘Caballo de batalla’ tiene las virtudes con que el llamado Midas de Hollywood nos pretende trasladar valores positivos desde la pantalla. Rodada sin querer hacer sangre en los momentos más duros del relato, ‘War horse’ encandila a quienes se entregan sin prejuicios al periplo de un chico y su caballo en la Europa de la terrible Primera Guerra Mundial.

(Efectos especiales y maquetas en el rodaje de War Horse. Imagen obtenida en cctv.com)

Spielberg se vale de actores-soporte como la gran Emily Watson (Rompiendo las olas, The Boxer) y el totémico Peter Mullan (Trainspotting, Mi nombre es Joe) para dar solidez dramática al cuento y al joven actor inglés que lo protagoniza, un actor casi novel en 2011, el año en que se hizo la película. El gran protagonista de la película y el relato, en todo caso, es Joey, el potro pura sangre que comienza aprendiendo a arar, casi rompiéndose las patas para paliar la hambruna económica y moral de sus dueños, sin llegar a imaginar, si pudiera, lo que aún le queda por pasar…

(Afiche del film. Obtenido en filmonic.com)

Hay algo que funciona en los animales como puente hacia lo mejor y lo peor de nosotros mismos. En demasiadas ocasiones se convierten en el condensador de toda la energía negativa de quienes los maltratan. Pero en muchas otras, catalizan la piedad y la reflexión en medio del terror o la rabia de quien se los encuentra en medio. En la película ocurre en cada una de las estaciones de paso a las que se ve abocado Joey hasta el doloroso estallido final, que no es el fin. Quizá en el llamado proceso independentista catalán, deberían no haber ido a caballo desbocado (que es como parece que van) y sí, mejor, con sus perritos o simpáticas mascotas a sus escaños mancillados quienes desde su peligroso infantilismo han decidido dar rienda suelta al fantasma colectivo, a su sueño aunque egoísta y pequeño, del que, como de todos los sueños, sólo cabe despertarse para encontrarse de nuevo en la cama y no en ninguna Arcadia feliz ni en Shangrilá. Y, para colmo, se ham peñado en ello caiga quien caiga -y no de la cama-.

(Photo by QUINO)

Por si queréis recuperarla. No me refiero a la sensatez de nadie sino tan sólo a "War Horse", y pasar un buen rato en familia…