Concurso Cervantes: 1ª Entrega

Espero no llegar tarde a esta primera entrega del concurso. Mi entrada es una historia breve totalmente inspirada en esta obra de Dali

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Eran las cinco con cuarenta y seis de la tarde del viernes. Faltan catorce minutos, es hora. La estación del metro estaba abarrotada de gente, era la hora pico, el murmullo y la gritería no daba espacio para los pensamientos que comían su mente. Tenía cuarenta y seis años, un hombre cuya vida no le había dado tregua, perdió a su madre cuando tenía solo doce años de edad, a los diecisiete perdió a su padre. Ambos por problemas del corazón, un infarto se los arrebato. Sin embargo el tenia veintinueve años esperando que la muerte tocara a su puerta, pero no sucedía.

El único rayo de esperanza que llego a tener murió con solo cinco años de edad, su esposa no soporto la perdida y lo abandono. Se llevo con ella las pocas razones que le quedaban para vivir. Ahora era solo un hombre sin rumbo. Ni el dinero, ni los lujos, ni la fama nada llenaba el vacío que tenía dentro del corazón que se negaba a dejar de latir.

Tictac tictac tictac, el reloj retumbaba en su mente, faltan diez minutos para las seis. Ahora sí, ya se acerca el momento, comenzó a sudar y los nervios se apoderaron de él. Miro el reloj en su muñeca, cinco cincuenta y dos, tictac tictac tictac, podía oírlo, podía sentirlo, podía palpar como el pasar de los minutos se derretían junto a el, junto a sus pensamientos todo se iba convirtiendo en una mezcla viscosa unicolor, cinco y cincuenta y cinco, ya vienen las hormigas. No estaba equivocado podía verlas podía escucharlas, todo se iba llenando poco a poco de un sinfín de hormigas que devoraban todo a tu paso. No dejaban nada visible, nada. Cinco y cincuenta y siete, las hormigas lo rodeaban todo y el no podía hacer nada, solo verlas inerte, inamovible.

Seis en punto, las luces del tren iluminan el túnel. Se está acercando, las hormigas desaparecen y los pensamientos se vuelven más claros, es la hora. No logra dar un paso al frente, no logra tomar control de su muerte. No será hoy. La gente en el andén empieza a empujarse, poco a poco como hormigas suben al metro y se acomodan. La estación queda en calma por un segundo hasta que el metro avanza.

No logró moverse, una vez mas no logro huir de la prisión que tiene por vida.

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