Relato Erótico. "Detrás de Vestidores" (Segunda Parte).
"Detrás de Vestidores"
(Segunda parte)
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Cristal, terminó de hablar. Quedé en silencio, y perdí la mirada a través del cristal que yacía a un lado de nosotros. Al momento, ella me tomó de las manos y dijo:
—Y entonces ¿qué dices? ¿Me darás el honor de tener una velada contigo? —
En aquel instante, hablamos por largo tiempo, así que resumiré todo, y nos iremos a los que nos importa.
Por cierto, obviamente le dije que sí.
A continuación, salimos de la heladería y comenzamos a dirigirnos hacia el bulevar del centro, mientras caminábamos posé mi brazo sobre sus hombros como forma de abrazo, y ella agarro mi mano y la beso.
Al pasar por el frente de una tienda de estás, que parecen un centro comercial de lo grande que son, cristal me halo en dirección a aquel sitio.
—¿Qué vamos hacer allí? — le comenté mientras iba siendo arrastrado hacia el interior.
—Tengo que preguntar por el precio de muchas cosas, y esté es el sitio ideal. Además, quiero comprar algunos pantalones y algunas blusas, y, para eso estás tú. Hoy modelare para ti, para terminar de convencerte de que no te arrepentirás de estar conmigo. — me soltó, se dio una vuelta y sonrió.
La tomé bruscamente de un brazo y halé hacia mí. Mi mano se deslizó por su cintura y la apretó contra mi cuerpo, mi otra mano acarició su mejilla y acto seguido, la besé.
—¿Por qué deberías terminar de convencerme? Eso no hace falta. Cristal, eres hermosa de pies a cabeza o por lo menos, para mí lo eres. No solo hablo del físico, sino de quien eres como persona. Tiene mucha suerte aquel que conquistó tu corazón. — le expresé estás palabras al terminar de besarnos.
—Ya veo, no lo has entendido. — Se separó de mí, y se agachó para ver unos zapatos que estaban en la parte inferior de una vidriera.
—¿Qué es lo que no entiendo, Cristal? — no deducía a que se refería con aquellas palabras.
Se levantó y dijo:
—Yo no amo al hombre con quien me pienso casar. Sí, me gusta, obviamente, sino fuese así, te puedo asegurar que con él no estaría. Lo que no entiendes, Nox, es que, quien ha estado siempre en mi corazón ha sido tú. — se dio media vuelta y continúo caminando, observando los objetos que estaban a la venta. Mientras yo, yo me quedé helado.
(¡Es obvio! por que no me percaté de ello, qué animal he sido) pensé.
—¡Déjalo, Cristal! ¡No puedes casarte con alguien a quien no amas! No es lo correcto. — le espeté
—¿Y qué es lo correcto, Nox? Amo a alguien que no me ama y me casaré con quien no amo. Está es la ironía de la vida, se puede decir que es el karma o qué sé yo. Lo cierto, es que solo pido estar con ese alguien, a quién siempre he amado. Respóndeme ¿Sí yo dejase a ese hombre, tú te casarías conmigo? — Sus palabras impactaron contra mi razonamiento, me dejo contra la espada y la pared.
Ciertamente Cristal tenía razón, yo no lo amaba. ¿Cómo puedes amar a alguien a quién apenas conoces? Por lo menos, yo no soy esa clase de hombres que dicen amar a las personas para solo acostarse con ellas, eso Cristal lo sabía de sobra.
—Cristal, sabes que todo lleva su tiem…— me interrumpió
—Ssshhh. No estoy aquí para rogar por amor, déjalo así. No estás obligado a dar una repuesta. Y tampoco soy juez para proclamar juicio contra ti. ¡Por Dios, Mírame! le pienso ser infiel a mi futuro esposo. Dejemos el tema como está. Ven, vamos a la sección de damas, quiero comprar los pantalones. — Nuevamente me tomó de la mano y nos dirigimos a esa parte de la tienda.
Llegados al sitio, fuimos atendidos por una chica, quién, siguiendo órdenes de Cristal, agarró un aproximado de cinco o seis pantalones distintos. Acto seguido, la vendedora nos dijo:
—Vengan chicos, los guio hasta los vestidores para que la dama pueda probarse los pantalones y elegir cuál se lleva. — comenzamos a caminar, al llegar, los vestidores tenían una pequeña entrada, en cuyas paredes laterales había los cotidianos avisos: izquierda para los caballeros y derecha para las damas. Al lado de cada aviso, formaba parte de la pared, un espejo lo bastante grande, con la función de que el cliente pudiera observarse completamente, mientras que sus acompañantes pudieran observar y expresar su opinión, ya que al frente de estos espejos, se situaba una hilera de asientos metálicos, de estos que cuando te sientas, sientes como se te congela el trasero. Y precisamente en unos de estos asientos me senté.
Cristal, entro junto con la chica a los vestidores, un rato después salió a modelar. Se acercó al espejo, y como cualquier otra mujer se observó el trasero, se miró las piernas, se alzó un poco el pantalón, se dio media vuelta, y comenzó a caminar en dirección hacia mí.
—¿Y… que tal me queda? — con una mirada maliciosamente sexy me soltó esas palabras.
—Te queda un poco holgado y lo ideal es que te quede justo, pero no apretado. Aunque, tomándole un poco de la cintura te quedaría genial. — Ella se me acercó y me dijo:
—Tienes buen ojo, pero hay pantalones para escoger, así que me llevare el que mejor me quede y, mejor se me vea. ¡Ah, Por cierto! Tengo una idea ¿Te gustaría hacer algo loco y excitante? — Apenas escuché la palabra excitante se me acelero el corazón.
—Claro, contigo lo que sea. Pero ¿Qué piensas hacer? — estaba intrigado.
—Espera el momento justo. Ya verás. Cuando yo te dé una señal entras lo más rápido que puedas a los vestidores. Jajajaja. — Se rio con picardía.
—¿Estás loca, Cristal? — Le respondí sonriendo.
—Descuida ya lo tengo todo planificado, jajajaja, vas a ser mío, y no voy a esperar más tiempo, si lo podemos hacer ahora, lo haremos ¿O estas asustado? — me miró fijamente a los ojos.
—Jamás. Hagámoslo. — Antes de salir de mi hogar, coloqué en mi cartera, dos paqueticos de condones. Y menos mal lo hice.
—Bien. Ya sabes, espera la señal. — Me indicó.
Acto seguido, volvieron adentrase en los vestidores, al poco tiempo salieron, y así sucesivamente hasta probarse todos los pantalones, a lo que Cristal le dice la chica de la tienda:
—Chica, discúlpa el abuso, pero ninguno de estos pantalones me ha convencido, podrías hacerme el favor de traerme el pantalón que tiene como agujeros desgarrados en los muslos, creo que ése me quedaría mejor. Y en verdad, discúlpame. — La chica con un gesto algo malhumorada le dijo:
—Está bien, descuida. Ya vengo, no se muevan de aquí. — Apenas la chica se desapareció de nuestras vistas, velozmente Cristal entro a los vestidores, luego, asomó su cabeza por la puerta de entrada y me llamó:
—Ven, rápido. El cubículo está solo. — Precipitadamente, me levanté y salí a toda milla para el interior de aquel lugar. Cristal me tomó de la mano y me dirigió hasta el último cubículo, ciertamente estaba solo. Aquel estrecho lugar tenía una pequeña puerta y un espejo, justo al frente de la entrada, en la parte interior. El corazón me latía a mil por hora. La respiración de Cristal estaba acelerada, parecía como si hubiésemos corrido por toda la cuidad. Sin mediar palabra alguna tomé a Cristal por la cintura y el momento nos llevó contra el espejo, mi cuerpo rosaba el de ella, la excitación elevó la temperatura de aquel lugar, comencé a besarla. Mis manos recorrían su cuerpo y mis labios su cuello, su oreja, sus mejillas, era un descontrol total de mis actos, me dejaba llevar por lo que me causaba aquella mujer. Cristal, se aferraba a mí de una manera muy excitante, una de sus piernas se sujetaba a mi cintura, una de sus manos me tomaba del cabello y la otra se deslizaba por mi espalda. Entre jadeos, dijo:
—Estamos locos, y eso lo que me excita— le quité la franela que llevaba encima, junto con su brasier, me acerqué a su oído y suavemente le dije:
—Deja que sean nuestros gemidos los que hablen— al momento, ella desabotono mi camisa, beso mi pecho, mis hombros y mi abdomen, desabrocho mi pantalón, bajo la cremallera, y comenzó a acariciar mi pene con su mano. Seguimos con los besos, mis manos acariciaban y apretaban sutilmente sus senos. Acerqué mis labios a ellos y comencé a chuparlos, mientras que mi lengua jugaba en el interior de mi boca con su pezón. Cristal sujetaba mi cabeza contra su pecho.
En ese preciso momento, escuchamos que alguien se acercaba, tapé la boca de Cristal con mi mano, y nos quedamos en silencio. Para nuestra suerte, aquella persona, al parecer, se metió en el cubículo de al lado. Cristal había sacado mi pene y me estaba masturbando, la mire con una cara como diciendo ¿Qué estás haciendo? Y con un gesto de mis ojos le señale el cubículo de al lado, ella arqueo los hombros y sus ojos hicieron señal de estarse riéndo.
Mi pene ya estaba erecto. Quité mi mano de la boca de Cristal, y la llevé hasta su pantalón, lo desabroché y se lo quité. Nuevamente junté mi cuerpo con el de ella y la besé. Mi pene rosaba su abdomen, y sus pezones ¡Qué hermosos eran! tenía una vista atractiva de ellos. Qué excitación más exquisita. Me agache y le quité los cacheteros que cargaba puestos. Tenía unos excelentes glúteos, hermosos desde cualquier ángulo que lo viera. Monté su pierna izquierda en mi hombro derecho, lo que hizo que su vagina quedara a mi disposición, aquella fragancia me terminó de envolver y quedé completamente a su merced, mi lengua lamio su vagina, encontró su clítoris y comencé a lamérselo, a acariciarlo, mientras mi dedo pulgar se introducía en su vagina. Ella no dejaba de presionar mi cabeza contra su sexo, solo escuchaba gemidos a baja voz, como a obligados a ser silenciados:
—mmm… ahhhhh… mmm… delicioso— escuchar aquellos gemidos me excitaba aún más. Debes en cuando, subía la mirada para ver como el placer se hacía notar en sus gestos. El sudor que brotaba de las palmas de sus manos empañaban el vidrio, por ciertos momentos nuestras miradas se cruzaban, a lo que ella me sonreía y decía: —No pares, sigue. — Lo tomé como cumplido.
Transcurrido cierto tiempo, Cristal, me sostuvo de la cabeza y dirigió mi mirada hacia ella, y dijo:
—Nox, quiero sentirte dentro, ven, tómame, poséeme. — Era increíble lo que su voz me hacía sentir, me estremecía de pies a cabeza, deseaba que fuese mía.
—Espera, traje un par de condones. — le dije mientras sujetaba mi pantalón y sacaba mi cartera.
—Menos mal entendiste mi indirecta en la llamada. Dame el condón— Sujetó el condón, lo abrió y lo sacó del paquete, se lo introdujo en su boca, se agachó y me lo colocó perfectamente. Por un rato breve me hizo el sexo oral, luego se levantó, y dijo:
—Listo baby, Poséeme. —
Una vez más recosté a Cristal al espejo, ella se sujetó de mis hombros y alzando una pierna la penetré, estaba algo incómodo así que, la cargué. La sostuve de sus glúteos y ella me rodeó con sus piernas haciendo que la penetración fuese más fluida, el espejo me ayudaba al estar, recostada del mismo, además de que estar sostenida de mis hombros, así que, empecé a disfrutar de aquel momento.
Su vagina era algo estrecha, la podía sentir completamente, qué delicioso momento, miraba nuestros cuerpos desde el espejo, y me producía aún más morbo, era excitante, increíble e intensamente delicioso.
Los gemidos de ambos iban y venían.
El cuerpo de Cristal estaba increíblemente caliente y el sudor de nuestros cuerpos era desbordante. Dejé mi pene introducido en ella y la comencé a besar. La mire fijamente, al poco tiempo me apartó la mirada, quité una de mis manos del espejo, le agarré de su mentón y la volví a besar.
Cristal, se aferró a mí con mayor fuerza y me dijo: — vente, dame duro y con rapidez, quiero que ambos nos vengamos al mismo tiempo, para terminar este momento en perfección. —
La sujeté con mayor fuerza y comencé mis embestidas con rudeza y con más rapidez. En una de esas embestidas, se partió un poco el espejo, en la parte superior, para ser especifico, en la esquina derecha. No le di importancia, seguí en lo mío.
—Cristal, seguidos así me voy a venir. — Mi cuerpo me estaba dando señales de que ya todo iba a terminar.
—Hazlo, yo estoy igual. Vente, mi amado. Soy completamente tuya y tú eres completamente mío. —
Dejé que todo fluyera como debía, y después de varias penetraciones, ella, me abrazo fuerte y me mordió, justo antes de dónde empieza mi cuello, mientras yo, besaba su cuello y terminaba de sentir el ultimo espasmo de placer producido de la eyaculación, ella también había acabado.
Cuando estaba a punto de separarme, Cristal se aferró a mí y dijo:
—Ya va, no te separes aún, quedémonos un momento más así, deja que engañe a mi mente, al pensar que siempre estaré junto a ti. — su voz se escuchaba quebrantada. Al instante, sentí como si algo recorría mi espalda y no eran sus manos y mucho menos sudor. Sorprendido dije:
—¿Cristal, estás llorando? —
Autor: @diego.nox
Fecha:17/06/2018
Fuentes:
Primera imagen
Segunda imagen
Tercera imagen
Cuarta imagen
Quinta imagen
excelente post. upvoted follow Saludos desde Canada.
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Gracias por el apoyo. Y sí, me gustaría saber de criptomonedas. Gracias.
Falto el Tag #NSFW pero en definitiva que buen relato.
Gracias por compartir tu contenido con la comunidad de El Arca el mismo ha sido votado por nuestro equipo de curación artístico.
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Graciaaaaaas. Con respecto a ese tag ¿también debe ser incluido a pesar de que las imágenes no son fuertes?
Ese final me ha dejado colgada. ¡Qué historia, Diego! Siempre me matas con éstos relatos. Son de las mejores cosas que he leído, siempre te lo digo. ¿Mis consejos? Ya los conoces. Abrazos, espero más posts así💖
Gracias, lindaaaaaa. Es un placer y todo un honor ser leído por tan increíble persona. Gracias por aguantar tanto derrame visual je je je je je je. Ten un hermoso día. Un abrazo desde Carabobo/Valencia.
Uff! Bien intensa la historia de Cristal. Me gusta tu estilo de narracion.
Y las que faltan. Je je je je je je. Gracias por el apoyo. Les deseo buenas vibras y miles de bendiciones.
muy bueno el relato pero me dejo como picado jaja, no tiene continuación? TERCERA PARTE
Ja ja ja ja ja ja ja, creo que por allí viene. Calmado pueblo.