Concurso Cervantes: 2ª Entrega: "Eskailerak"

in #spanish7 years ago (edited)

   No dio tiempo a reaccionar, a las 15.30 la primera bomba cayó sobre el pueblo. La gente que aun estaba en el mercado semanal corría desesperada sin entender lo que pasaba, corrían por instinto de supervivencia intentando llegar a los refugios públicos que se habían construido en esa guerra absurda entre españoles, una guerra que pillaba a los jóvenes y mayores por en medio, sin preguntar ideología, sin comprender en profundidad porqué tenían que matar a otros. 


    Entre esa avalancha de gritos estaba Carmen, “la andaluza”, ese era su mote. Carmen había llegado a Gernica a mediado de los años 30 para casarse con Gorka, se habían conocido en Madrid, cuando Madrid era el lugar donde viajaban todos para estudiar y enamorarse, por la juventud y el amor van de la mano. 


  Cuando Carmen llegó de la mano de Gorka al pueblo Vasco, nadie se impresionó, no hubo cotilleos; salvo alguna lagrimita de algún corazón roto. Y es que ese joven no pasaba inadvertido con los ojos azules de su abuelo, su pasión por las letras y manos sabias. 


    Carmen era de caderas generosas, pecho amplio y pelo negro, siempre con una sonrisa y un libro en la mano. No tardó mucho en iniciarse como maestra, como mujer y como madre de Rocio. 


      Así los pilló la guerra, mientras Carmen recibía noticias de su pueblo y su familia rodeados de los “Nacionales” liderados por Francisco Franco, un militar del que no se sabía mucho; Salvo que quería destruir la joven Republica viniendo desde Melilla y aunque a su hermano y primos poco les interesaba el tema, les obligaron a tomar un fusil y defender unas creencias que no les decía nada a cambio de no matar a su familia. Seguramente había quienes sabían porqué disparaban, en las cartas de su madre , Carmen se enteraba de que los “Nacionales” defendían la virgen. Cosa curiosa ya que Carmen siempre pensó que era la virgen quien protegía a sus hijos. 


      Pero vivía en Gernica, en el pais Vasco, Euskadi y también se enteraba de las proclamas del bando republicano, de la quema de iglesias lejos; Porque en Eukadi los curas defendían a sus feligreses, supo de las acusaciones y por último el día que se llevaron a Gorka dejándola sola con Rocío en un pueblo que no era el suyo, en medio de un idioma complejo. Pero no había dónde huir y las mujeres del Pueblo tomaron cartas en el asunto, porque así son las mujeres. Carmen pasó a ser una “ama” más de Gernica una tarde en su casa, cuando fué visitada por tias, madres y abuelas. Todas victimas del sinsentido, a todas le habían arrebatado a un hijo, un nieto... pero era más que eso, a todas les habían arrebatado la sonrisa, un latido de corazón y casi la posibilidad de respirar ante el tormento de la separación y en ese dolor no cabían idiomas, tierras. Solo había sangre y toda era roja, sería un 26 de abril de 1937, cuando la sangre se volvería negra por el humo y el horror. 


 El ruido de los aviones anticipaba el desastre, la gente gritaba, corría y Carmen solo pensaba en Rocío que, en ese momento, estaba en casa de una vecina Maite. Carmen corrió entre el descontrol y el miedo con el vestido arremangado. La “andaluza” no podía ver por donde caminaba. Sabía que el refugio estaba en el consistorio, aunque algunas casas habían creado sus propios subterraneos. ¿Dónde estará Gorka? Pensó en su carrera, pero tropezó y cayó en el barro, alguien le dio la mano “eskailerak” escuchó y siguió la orden ya sin cuestionarse en qué momento había aprendido euskera , sólo sabía que “eskailerak” significaba “corre”... tal vez porque ese grito llevaba escuchándolo tanto tiempo que ella misma no dejaba de repetirlo “eskailerak”, “eskailerak”. 


 A lo lejos un cura guiaba a niños, pero no vio a Rocio. Al llegar a la casa de Maite, nadie abrió y vio detrás de si la humareda, todo se veía en blanco y negro. Se sentó en el portal a llorar. Llevaba meses sin saber de Gorka y solo los ojos de su hija, ese azul profundo lo retenían junto a ella; Levantó la mirada y observó perpleja a los animales corriendo despavoridos por la villa. Las bombas habían caído en dirección a la carretera y el puente.   


 De pronto un silencio le recordó lo lejos que estaba de casa, de su madre y su Virgen. De que ella sólo quería ser maestra, de que no entendía esa guerra, ni porqué estaba sentada a la vista de la fabrica de armas. Se levantó e intentó caminar, pero su tobillo estaba roto. Así que aguardó a que Maite volviera, “Rara vez los aviones regresan” pensó, pero sus ojos no creyeron esa afirmación y las lagrimas afloraron. 


 Nadie la oyó llorar, porque a las seis de la tarde los aviones sí volvieron y esta vez con más impentu, con el exterminio por cometido. Lo último que escuchó Carmen fue su entrada al pueblo, cerró los ojos olvidando los colores.
 


 
 Hoy, los nietos de Carmen regresan a Gernica y dejan flores sobre la tumba de su abuela “La andaluza”, aun hoy buscan los restos de Gorka que dicen está en alguna fosa común por Asturias. Gernica hoy, es un pueblo reconstruido sobre sangre. Saben que la historia de la villa nunca será olvidada gracias a Picasso, pero en esa pintura no aparece esa joven que cruzó España para hacer su vida entre Verde y lluvias, aquella mujer que dejó atrás Andalucía siguiendo una mirada azul de mar, ojos que muchos de ellos heredarían, tal vez demostrando con eso el carácter vasco, la fuerza de su sangre y el retorno del color a sus vidas. 


Fuente información e imagen
 Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses 
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Gracias Pablo, la historia de la guerra civil española me conmueve.

Muchas gracias!!!

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