"Rafael y el gato" Les presento mi primer cuento en steemit (y mi primer post)

in #art7 years ago (edited)

Hola steemits! Este es mi primer post :) ... espero que puedan tomarse el tiempo de leer este corto cuento que escribí hace unos meses y que hoy deseo compartir con todo ustedes.

Rafael y el gato (De Camino a Casa)

La tarde del 27 de mayo del 43 era una de esas tardes tranquilas y un poco calurosas, de esas donde el tiempo parece tambalear cansado ante las pesadas miradas de los ancianos que lo observan tranquilos por las rendijas que dejan apenas las flojas cortinas de sus párpados arrugados. Rafael, un niño de unos ocho años de edad, cabello corto muy negro y unas cejas bien pobladas. Caminaba, luego de un tedioso día de clases en el colegio católico al este del pueblo, de regreso a su casa materna, mientras el sol del mediodía seguía tostando su piel trigueña, el camino era un poco largo para un niño y más aún para un niño solitario. Rafael, con su uniforme escolar aún muy pulcro, caminaba a paso lento por un camino bastante rural, la carretera era de tierra rojiza y apenas transitaban vehículos por la misma, de vez en cuando alguna que otra camioneta vieja... pero ese día no pasaba ninguna, ni se avisaba alguna cercana, es más, parecía que Rafael estuviera completamente sólo en todo ese extenso campo de tierra y maleza. A mitad del camino algo llamó la atención del pequeño Rafael, un sonido, uno muy agudo y fuerte que parecía romper con toda la atmósfera atemporal que había construido el calor del medio día.

La curiosidad de Rafael se había despertado y se dedicó a encontrar la fuente del agudo sonido, éste volvió a sonar rápidamente y no quedaron dudas para el niño, se trataba de un gato, Rafael se emocionó mucho al darse cuenta de esto y decidió emprender en su búsqueda, sentía un enorme Aprecio por los animales, especialmente por los felinos a los que tanto disfrutaba ver en los viejos libros de biología de su colegio. El sonido parecía venir de un montaral a uno de los laterales del camino rojo, dudó un momento si era una buena idea separarse del camino e introducirse entre la alta maleza, estaba seguro que a su madre no le agradaría en lo más mínimo esa idea y además le preocupaba el hecho de que su pulcro uniforme seguramente se ensuciaría, aun así decidió seguir los maullidos del pequeño animal, la emoción y expectativa eran muy altas. Comenzó a introducirse en la maleza y según se alejaba más de la ruta central el monte se iba haciendo más y más alto, especialmente alto para un niño, que aunque larguirucho seguía siendo no mayor del metro y medio. El maullido se iba haciendo más perceptible y Rafael entendía que estaba muy cerca de encontrar al felino, se mostraba muy entusiasta el pequeño a pesar del sofocante clima y el rústico camino, pero había algo que lo preocupaba según avanzaba.

Se percató que los maullidos del gato sonaban con un ligero tono de angustia que cada vez se hacían más temerosos hasta llegar casi al punto del llanto, o por lo menos así lo percibía el pequeño niño. De un momento a otro Rafael ya no caminaba entre el montaral, ahora corría, sentía una responsabilidad enorme con el pequeño animal que pedía socorro, olvidó la pulcritud de su uniforme, olvidó a su madre, olvidó el camino rojo, sólo pensaba en socorrer a la criatura en aparente peligro. Luego de una larga carrera, Rafael encontró al animal, era una de las cosas más tiernas que el pequeño había visto en su corta vida, un pequeño gato cubierto por un pelaje que no reflejaba la luz, era casi completamente negro a excepción de una pequeña mancha blanca en su nariz que brillaba en medio de sus claros ojos azules. Desde la parte alta de la maleza Rafael veía al gato, pero no era el único animal al que pudo ver desde su posición, junto al gato había otro totalmente empapado y tendido en la sucia tierra, Rafael a pesar de su corta edad pudo notar que se encontraba muerto, al lado del cadáver un tobo de agua destapado y frente a éste un niño un poco mayor que Rafael que miraba con una sonrisa maliciosa al pequeño gato negro de los ojos azules.

Rafael entendió la situación al instante, y sus manos comenzaron a temblar, una indignación enorme invadía su garganta mientras las lágrimas comenzaban a brotar de sus oscuros ojos, lágrimas de ira, lágrimas de odio hacia aquel niño de piel morena y rodillas raspadas. Se quedó paralizado unos segundos mientras todo su cuerpo temblaba producto del odio y el desprecio, el otro niño no se había dado cuenta de su presencia, Rafael nunca había visto a ese desagradable niño, seguramente no asistía a la escuela, cosa bastante común en el viejo pueblo. Aquel niño riendo tomó al indefenso gato por el pescuezo y lo alzó para luego lanzarlo bruscamente en el tobo con agua, mientras era levantado, el pequeño felino se percató de la presencia de Rafael y lo miró fijamente por un segundo que parecieron diez años, esa mirada triste y noble del condenado animal logro sacar a Rafael, que aún observaba desde el montaral, de su letargo inducido por la ira y la indignación.

Lo que ocurrió luego fue muy rápido, fue uno de esos momentos que luego no puedes recordar con claridad y mucho menos explicar a alguien más, el niño sostenía con fuerza, muy emocionado, la tapa del tobo donde se encontraba el gato y Rafael, sin ser visto por el otro pequeño, lleno de ira y desprecio tomó una piedra de gran tamaño del suelo y sosteniéndola con la mano totalmente apretada la estrelló con todas sus fuerzas en la cabeza de aquel despreciable niño Y no fueron una, ni dos, ni tres... fueron siete las veces que estrelló la piedra contra el frágil cráneo del ser odiado, sólo se detuvo cuando recordó que el gato seguía luchando por su vida en el tobo. Rafael logró salvar a tiempo al gato, esto lo alegró, pero era mucho mayor la angustia... la angustia de saber que ese niño estaba muerto en el sucio suelo, la angustia de ver su mano llena de sangre seca, la angustia al pensar en cómo esa piedra maldita había aparecido frente a él como un regalo del mismo diablo o de dios, da lo mismo. Pero la angustia más grande que palpitaba en su agitado corazón era el placer que sentía al ver aquel niño tendido en el suelo con la cabeza rota y los ojos muy abiertos, sabía que los acontecimientos no tenían que haber sucedido así, no tenía por qué haber estrellado esa piedra en su cabeza, con un simple empujón podía haberlo apartado y salvar al gato, pero la verdad, que el mismo Rafael entendía, es que él siempre estuvo consciente que no era necesario matar al niño para salvar al gato, simplemente lo hizo porque quiso, porque lo odió con hervor, porque pensó que un ser tan despreciable y mezquino no merecía la vida y mucho menos piedad.

Rafael, con el fuerte sol golpeando su frente, se desplomó agotado al suelo, y recostó su pecho contra sus rodillas mientras intentaba encontrar calma. Estaba tan consternado que ni siquiera lo sorprendió ver como el gato que acababa de salvar se convertía en un felino de gran tamaño y empezaba a devorar el cuerpo del niño moreno tirado frente a él, el gato que ahora asemejaba más a una pantera enterraba fuertemente sus caninos en la blanda piel del difunto infante y la desgarraba despacio mientras se echaba a comer con tranquilidad. Rafael aun echado en el suelo, rompió a llorar, pero no por aquel pequeño que era devorado por el extraño felino, sino porque se dio cuenta que no sentía la más mínima culpa por lo que había hecho y en lugar de eso, muy en el fondo, lo disfrutaba.

El gran felino al terminar de comer se acercó a Rafael y secó sus lágrimas con su áspera lengua y se recostó a su lado, ambos echados miraron el cielo por horas que parecieron días y cayeron dormidos en la tierra roja. A las siete de la tarde, cuando ya el sol había caído nuevamente y el calor al fin había desaparecido, dejando al tiempo fluir con su curso natural, Rafael volvió al mundo. Entro al pueblo cabalgando sobre el lomo negro del gran felino que a paso elegante y lento pasaba frente a la vieja iglesia y llegaba a la plaza del pueblo, donde el larguirucho Rafael fue recibido con alabanzas y vitoreos. En todo el pueblo se celebró una gran fiesta llena de luces y dulces de leche, todas las muchachas, adornadas con sus vestidos de fiesta y los muchachos, con corbatas y zapatos brillantes por la cera, salieron a bailar y los viejos se dedicaron a brindar con copas rebosantes de sus mejores bebidas, desde vinos añejos a Ron blanco, aquella noche todo el pueblo era feliz, todos celebraban al pequeño Rafael, que se había convertido en todo un hombre.

Rafael y el gato.jpg

Seguiré públicando escritos como estos en mi perfil, si te ha gustado por favor comparte y no olvides dejar tú opinión en los comentarios ( ya que esto es lo divertido de Steemit, no?).

pd: la ilustración también es de mi autoría, en el perfil de instagram reseñado en mi biografía puedes encontrar otras similares :)

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Buen inicio, un cuento que nos deja un poco confundidos por los cambios repentinos de situaciones pero que está bien realizado. Te sigo e invito a seguirme.

Gracias por tomarte el tiempo de leerlo!

Bienvenido Daniel,

Excelente post.

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-Witness @moisesmcardona

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