Dejándome habitar por la obra de arte (I)

Muchacha asomada a la ventana

Es una obra de Dalí. En cada ocasión que la observo, me despierta a una sensación de paz, de sosiego. Sus colores contrastantes crean una apacible armonía que se diluye hacia el exterior. La ventana con la transparencia de sus cristales, la vaporosa organza de las cortinas, la suavidad de la brisa que apenas mueve el mar, el cielo luminoso y cálido de verano, crean una atmósfera que propicia la contemplación.

La muchacha

Relajada, distendida y voluptuosa está entregada a esa contemplación, dejándose llevar por ese ahora, se hunde suavemente en el mundo de la ensoñación. Siente la quietud que la rodea, sueña con la vida que quiere, con ese futuro que la espera afuera y la certeza de que el amor esta allí.