Canaima es uno de los lugares más bellos que existen en Venezuela, sin duda que visitarla es un gusto, pues, ver todos esos paisajes, ríos, lagunas y saltos; en especial el Salto Ángel, catalogada como la caída de agua más alta del mundo, es algo que no se encuentra en cualquier sitio. En lo personal, califico la experiencia como inolvidable y si en algún momento, por algún motivo puedes hacer ese viaje, no lo dudes, valdrá la pena cada segundo.

Canaima está ubicada en la zona selvática de Venezuela, en el estado Bolívar, colinda con Guyana y Brazil, su extensión es enorme pues abarca  30 000 km cuadrados, lo que lo convierte en una gran zona de naturaleza extensa, con gran biodiversidad y un destino turístico único, en especial para aquellos amantes de la aventura.

 Cerca de 65% del parque está ocupado por mesetas de roca llamadas tepuyes. Estos constituyen un medio biológico único, presentando también un gran interés geológico. Sus acantilados escarpados y sus caídas de agua (incluyendo el Salto Ángel, que es la caída de agua más elevada del mundo, a 1283 m). Fuente.

Los tepuyes son formaciones de tipo meseta compuestas de diversas rocas, estas son las más antiguas del planeta, la palabra tepuy es de origen indígena y significa tierra de dioses. En el siguiente mapa se puede apreciar la ubicación del Parque Nacional Canaima, así como sus tepuyes más importantes.

Llegada

Para ir a Canaima tomamos una avioneta en al aeropuerto de Puerto Ordaz, una ciudad ubicada en el Estado Bolívar y llegamos al aeropuerto del pueblo de Canaima, para nuestra sorpresa el lugar está lleno de personas de todo el mundo, yendo y viniendo, son muchas avionetas que llegan día a día. La gente está muy bien preparada para recibir turistas, es una ruta bastante segura para las personas que quieran visitarlo, todos los indígenas pemones que habitan allí están muy bien preparados, son amables y hablan hasta 3 idiomas, desde pequeños a los niños en las escuelas los preparan muy bien para ser buenos anfitriones de su tierra.

Al llegar dimos un paseo por el pueblo de Canaima, es bastante sencillo pero ordenado y limpio, tiene muchos campamentos, lodges y hoteles de todo tipo y gustos. 

Aquí podemos apreciar las calles de Canaima:

Vista desde uno de los hoteles:

Camino al Salto Ángel

Al siguiente día nos preparamos con un equipaje más pequeño para pernoctar en el campamento rústico en las cercanías del Salto Ángel y también poder visitarlo. Les puedo decir que es toda una aventura, hay que mentalizarse porque les espera un viaje en curiara (bote indígena), que dura alrededor de 10 horas hasta llegar al campamento, no es cómodo pero vale la pena el sacrificio, si estaremos frente a frente al salto de agua más grande e imponente en el mundo.

Preparando todo para el viaje:

Durante el viaje en curiara, observamos muchas poblaciones indígenas que viven a lo largo del río, peces, animales, y hay un momento en que los hombres se bajan del bote para empujar porque los niveles de agua son muy bajos y pues, de alguna forma hay que seguir avanzando.

Luego de varias horas, algo cansados por la travesía, empezamos a ver aquello por lo que valió la pena el esfuerzo, el primer avistamiento del Salto Ángel, en esta parte antes de entrar los pemones detienen la embarcación y nos aconsejan pedir permiso a los dioses del salto para entrar a su lugar sagrado, si por casualidad no eres creyente de estas cosas, igual hazlo, es mejor estar bien con todos en medio de la selva jajajaja.

Luego que pedimos el permiso respectivo, nuestro guía pemón nos explica que el salto es muy importante para su cultura, muchas personas piensan que su nombre indígena es churun merú, río que dá origen al salto y ramificación del Río Churún, nombre que corresponde en realidad a otra catarata que se encuentra en el mismo Tepuy, de unos 400 m de altura, en realidad el nombre nativo del salto es  Kerepakupai Vená. Se le llama también Salto Ángel en nombre a un aviador estadounidense llamado Jimmy Angel que tenía grandes deseos de ver el salto y aterrizar en la cima pero tuvieron un accidente, sin víctimas que lamentar pero eso motivó a llamarlo Salto Ángel.  El descubrimiento se adjudica al capitán de la Armada venezolana nacido en España, Félix Cardona i Puig.

Luego de escuchar un poco de historia, procedimos a desembarcar en nuestro campamento que quedaba con una linda vista hacia el salto, dormimos en hamacas bajo la luz de unas fogatas, el campamento es rústico pero tiene baños bien acondicionados para los turistas, sin embargo, no es de grandes lujos.

No perdí la oportunidad de tomarme fotos con la vista del salto desde el campamento:

Al día siguiente comenzamos la caminata desde el campamento hasta el salto, es un camino de varias horas a pie, es bueno llevar repelente de mosquitos, unas buenas botas, ganas y un traje de baño. Al llegar se puede sentir el sonido de la caída de agua, y se puede ver más de cerca el Kerepacupai Vená, con toda su magestuosidad.

Mi papá disfrutando de su baño en las aguas del Salto Ángel:

Yo también disfrutando de ese momento inolvidable para mi:

De vuelta al pueblo de Canaima

De regreso, luego de nuestra gran aventura en el salto, ya el viaje de parecía más ligero y llevadero, estar en un lugar así realmente renueva el espíritu y da mucha alegría vivirlo en vivo y directo. Una experiencia única y maravillosa.

Como ultima fase de nuestro viaje, y ya estando en Canaima nuevamente, nuestro guía nos llevó a los saltos que quedan en la cercanía de la playa principal, allí dimos un buen paseo y con eso finalizamos la travesía. Aquí les muestro varias fotos de ese momento, hermosas todas, con paisajes de ensueño.

De Canaima me llevo una experiencia bella, donde pude reconocer la grandeza de la naturaleza, para mi fue muy importante ese viaje porque creo que me hizo madurar y caer en cuenta que a veces me quejaba por cosas tan pequeñas, sin darme cuenta que hay un mundo enorme afuera, con una belleza indescriptible, sólo hay que disfrutarlo y saber apreciar lo que tengo, si es grande o si es pequeño, lo importante es que el mundo se mueve y respira bajo leyes naturales que son parte de nosotros también, por lo que, vivir la vida para mi cobró otro sentido desde ese momento y aún ahora me emociona enormemente recordarlo.