[ Reflexiones de un Ciber hippie: “Dolorosos años-luz” ]

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Qué bello que en una mañana calurosa,
la luz naranja-rojiza entre por la ventana,
que me despiertes con un beso cariñoso
y te dé otro más sobre la sábana.
Qué bello es tomar el desayuno al aire libre
con la música de nuestra carcajada,
y reinventarnos entre rosas y perfumes pensando
si acaso es posible amarnos tanto.
Este nuevo planeta y su esperanza, me parece poco,
pues le has robado, con tu delicadeza,
la categoría de ser ese hogar,
ese fin, un epítome sublime…
¡Ah, qué bello!
Pasar cada uno de los ciclos cantando y bailando,
recitando prosa romántica
sobre nuestros momentos juntos,
acompañados del silencio,
mis plantas verdes y la paz de nuestro lado.
Sumado al calor de las velas, el sonido de las olas y nuestra casa...
Nos hacen creer que cada día que pasa, es más prometedora el alba.
Qué bello es estar libres y juntos.
Recordando aquel viaje espacial como un mal sueño,
haciendo por esta nueva colonia de humanos todo lo bueno,
un “Te amo” como inspiración
y desintegrarme haciendo lo que más quiero…
Pero luego, súbitamente y de golpe
me despierta el encendido de la luz artificial.
Y siento un estruendo recorrer mi espalda,
porque me doy cuenta
que ha sido producto de la imaginación,
este increíble y bello sueño.

Que ciclo tan tenue se siente en la nave…
No hay aves que se oigan a lo lejos.
Todo en ésta estación tiene un tono gris…
Tu risa tiene un eco en mi mente,
espero estés pensando en mí,
así como a veces pienso en ti.
Y es que tú eras el aliciente
para ver esta lúgubre máquina
como sólo un día nublado;
donde las anomalías del exterior son transitorias
y la vida tiene el tinte de alegría…
¡En otra vida volveré!
Y me encontraré con tu espíritu para charlar “de nada”
y sentir parte del todo…
Oh, mi lejana esperanza.
En otra vida llegará mi voz a tu oído
y mis letras a tu navío.
Aunque lo escrito se imprima siempre tarde y siempre mal,
similar a la vista a través de su ventana, queriendo volver pretendiendo ir,
en la paradójica Tierra y lejana.
Similar a esta eterna noche cósmica, que se olvidará.
¿Qué más da si llega después o llega ya?
Infinita levedad distante,
similar a los mudos y retóricos espectadores,
similar a este eterno y tranquilo trance…

-N3ruda