Sueños

Los sueños son preguntas y a la vez respuestas. Nos acompañan durante toda nuestra vida pero apenas recordamos unos pocos. Sueños recurrentes, sueños febriles, sueños profundos, sueños eróticos. Pesadillas, monstruos, delirios, fantasías, viajes, colores, conciencia. Te sientes vivo mientras sueñas. Más que durante la vigilia. Un sueño nunca es anodino porque es imposible abstraerse de él cual película que no te gusta. El sueño te atrapa irremediablemente y te lleva por senderos de misterio y novedad.

Cuando despiertas hay un momento fronterizo de indefinición en el que tienes el sueño en mente y está vivo. Pero la conexión es tan fina que cualquier alteración rompe el hechizo. Piensas por un solo instante en lo que vas a desayunar y el castillo se desvanece. Quisieras volver atrás como sea pero es imposible. Sientes la pérdida e intentas reencontrar el hilo. Ya no está. Quizás atrapes una hebra, un remedo ajado, una sola pepita caída del cofre del tesoro. Son restos diminutos, descompuestos, despojados de su plena emoción.

Los sueños constituyen una especie de virtualidad natural, libre, personal. Son magia, creación, aventura, símbolo arcano. La emoción y el sentimiento son partes fundamentales del sueño. Y por ello a veces la tentación es fuerte de pensar si acaso la vigilia no sea sino el espejo pálido de la verdadera realidad.

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