Un cuento dominguero para mi nieta Viviana

Hoy domingo traigo para ustedes un cuento que hice a mi nieta Viviana, una niña como su nombre, muy vivaz y ocurrente, que llena nuestros días de alegría.

Vivi, la niña de los rulos azules,
dormía plácidamente, mientras los mangos caían sin cesar sobre el techo de su casa, creando estruendo, ella soñaba con un
gigantesco que le lanzaba
llenos de juguetes diminutos de todos los colores.

Cuando despertó no se dio cuenta y seguía creyendo que sobre su techo estaban los más hermosos

La niña insistía con que su padre se subiera al techo, él lo hizo y bajó una
llena de mangos.

Ella con los cachetes amarillos por el mango, quedó un poco
pero no mucho. De pronto su padre se le acercó a darle un beso y ella le dijo: papá, tú hueles a
>

Y él muy feliz le contestó, “claro hija, es que ese techo además de mangos tenía
y le entregó una muy grande para ella. ¿Viste que sí había algo para ti?”

Nunca se habían visto tan grandes los
de Vivi, que compartió feliz su dulce con ellos y sus hermanitos.

Al llegar la noche le dijo a su mamá:

Hoy soñaré con otro arcoíris que llenará mi techo de muchos juguetes,



y se durmió feliz porque sus sueños, siempre, se hacían realidad.

Ahora fueron sus padres los que abrieron mucho los ojos.

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_{Contenido original}

_{Íconos en https://icons8.com/icons/set/doll}

_{Imagen principal es un retrato a creyón hecho para mi nieta Eileen.}

_{La imagen de la niña es una fotografía de archivo personal.}

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