ACQUA-VERGINE (2) CONTINUACIÓN

Igual que Antonio Machado, “nunca perseguí la gloria”
pero sí quiero “dejar”, si no “en la memoria de los hombres mi canción”, sí en estos archivos de steemit, que al parecer son imperecederos mientras la ciencia y la técnica permanezcan como tales, mi sentir en forma de versos. Por eso seguiré publicando aquí este libro titulado “ACQUA-VERGINE”

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Me presento, amigos, como poeta veterano en edad, pero no con pocas ganas de disfrutar del arte poético por andar frisando los noventa, y hacer disfrutar a los que así lo desearen.

Quien no sepa o no quiera disfrutar con la lectura de versos, que pase de inmediato a otros " posts" de distintas artes o ciencias.

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            PECERA

El pomo de cristal represa en puño
su pulso y cautiverio. Inútilmente
los ojos navegantes sueñan mares.
Las aletas reprochan el engaño
levemente al cristal. El cuentagiros
no agoniza en la noria repetida.

A lomo de los peces, los juguetes
inventaron los corros de inocencia
en la hora feliz de los recreos.

Los peces, como niños
en la concha rural, a la que el mar
ahuyentó del fragor de las ciudades.

Ojos sueñan lontanos horizontes.

               NIEVE

Te eternizas.
Y tienes la blancura
en el alto penacho, que a las nubes
arrancó la caricia de edredones.
Y aún te queda el silencio para el hilo
filtrado al corazón. Late la tierra,
debajo de su pecho, la esperanza
de luz al manantial.
En el deslumbro,
que tremola banderas, oye el viento
la música del mundo, iluminada
por las notas acordes de los cielos.

Luz y música blancas.
Hasta fulge
la noche en que el insomnio se hace eterno.

          HIELO

Lo dijo la traición.
Quedó la idolatría
detrás del corazón envilecido.
El filo del cuchillo cercenó
la estela de los versos enlazados
a las tardes de hablares y miradas.
El frío por el hilo del cuchillo
chirrió la carcajada, que en el cálculo
vestía a la belleza de mentira.

La mentira, de fiesta y sin sombrero,
el olvido perdió en los hontanares.

    ESTALACTITA

Nunca fue el desaliento
oficio para el rito de pasión
y de imagen torneada en la hermosura.

La presencia de ser en el instante,
al tesón de relojes se lo debe
en sed de perfección, y, ya lograda,
filtra el tiempo por todas las arterias,
que en ritmos vitalizan las corrientes
impulsoras de noches y de días.

Todo lo hace el silencio. La elocuencia
subterránea, que mide por milenios
lo que el hombre aprisiona entre segundos
de impaciencia en fragor. Abecedario
que en la gota del agua,
transparente,
callada,
fraguó la estalactita.