RESILIENCIA, según la Real Academia Española de la Lengua, "es la capacidad que tiene el ser humano para asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas."

Debemos entender que así como en la física existen mecanismos de ajuste y límite, en el ser humano también los hay, y en el caso de los cristianos ese mecanismo se llama FE; por tanto, aquí estamos hablando del Principio de Resiliencia espiritual.

¿Cómo opera este principio ?

Es interesante y a la vez muy reconfortante saber que este principio no está supeditado a nuestra fuerza interior, No se trata de ser unos super entusiastas, sino de ser "CREYENTES", Pero creyentes en qué? Debemos ser creyentes en Dios y en sus promesas claramente establecidas en Su Palabra. En el cristiano, el principio de Resiliencia espiritual actúa por la "Fe", y esto es lo que convierte a personas "ordinarias" en "extraordinarias" y vemos una lista de ejemplos de esto en Hebreos 11.

Este pasaje bíblico es una especie de inyección de vitalidad y de esperanza a través del mensaje alentador y confrontador que Dios ha dado a través de hombres y mujeres comunes y corrientes pero que actuaron en FE y les convirtió en ejemplos para nosotros. Al leer la historia de algún personaje bíblico como Abraham. José, David, Pedro, etc, vemos como ellos respondieron al llamado de Dios y pusieron manos a la obra. Es aquí justamente donde actúa la "Resiliencia espiritual" de parte del Dios soberano, donde no sólo ofrece consuelo ante el fracaso, sino la vitalidad que proviene de Dios mismo, para vencerlo.

La fuente de nuestra resiliencia personal está en Jesucristo. Sólo Él puede llegar a ser el socorrista que la tragedia personal demanda para su reconstrucción. No se intimida con nuestros enemigos, ni se cansa o distrae ante las circunstancias como aveces pensamos al no ver una respuesta inmediata ante nuestra demanda. Cuando Jesús desarrolló su ministerio terrenal, hasta las fuerzas de la naturaleza se le sujetaron, recordemos la historia bíblica narrada en Marcos 4:35-39, cuando sus discípulos le clamaron ante el temor del mar embravecido: “Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: ‘¡Cálmate, sosiégate!’ Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma”. ¿Habrá alguien más experimentado al cual recurrir?

El mayor acto de resiliencia que Dios hizo en nuestra vida, lo hizo por medio de Jesucristo al levantarnos de nuestra propia muerte espiritual y ofrecernos una nueva vida a través del sacrificio perfecto hecho en la Cruz del Calvario.

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