O R B E - 0

Entonces solo soy yo, y una montaña de barro, yo soy barro, pero también soy mente, cuando esto termine no habrá diferencia entre la montaña de barro y yo.

Somos siempre cuerpos poseídos por nosotros mismos, es el arte la canalización de esa energía, el identificarla, clasificarla, dosificarla y nombrarla es mi parte favorita, pues me siento un satélite, en algún lugar y todo lo que siento está explotando a temperaturas extrañísimas, pero desde allá rebota en mi para luego rebotar en el barro y así proyectarse en ojos como los tuyos.

Hoy voy en búsqueda de la apariencia de mis emociones, cual actor del método es imposible no irme sintiendo como cada una de ellas en el proceso, - LA O R B E - será en el futuro una instalación que contara con 12+1 piezas cerámicas que dibujaran una onda en espiral en los espacios del centro de artes de Maracaibo Lía Bermúdez, pero primero tengo que crearlas.

Esto no es un tutorial, es un intento por revivir en la mente de quien me lea, el proceso de gestación de esta serie de piezas que en el futuro mostrare en su resultado final, pero es más que interesante verlas antes en su extrapolación, de mi mente al barro, así paso.

El proceso de modelado es categóricamente hablando, BRUTAL, es visceral, de la forma a la figura con violencia, de la forma a la figura desgarrando para sugerir curvas, atravesándola para hacer perforaciones que se acerquen al pantallazo que ni yo he visto.

La arcilla modelada con mente o sin mente antes de pasar por mil grados de temperatura, una dosis intensa de fuego, debe ser purificada de excesos, entonces después de que parece ya tener figura vuelve a perderla a dividirse y desbastarse, arrancando todas las entrañas, esto es necesario ya que si alguna burbuja de aire quedase, el fuego no perdonaría, explotaría en mil pedazos, recuerdo y además agradezco las palabras de @adheemar del señor Adhemar Sánchez gran ceramista que me instruyó y brindó un espacio en su magnífico taller, nos hablaba a @ynor y a mí de la relación que debe tener un ceramista con el fuego, del respeto que se debe sentir por él y de todo lo que nos da, fue imposible para mí no compararlo con la vida misma, decía que hay quien evita el fuego o lo sustituye con artificiales hornos eléctricos que no ofrecen ni la mitad de los resultados, que los ceramistas deben aliarse al fuego y superarse en él.

Después de una intensa guerra de las herramientas vs el barro, hora de dar acabados finales, preparar la pieza para el fuego, el punto final es interesante sobre todo porque antes de que la arcilla seque y más aún sea horneada para ser cerámica, está en un estado de plasticidad infinita, donde aunque se tiene oportunidad de ser, aún no es, aquí no hay tiempo, puede permanecer eternamente húmeda esperando su forma final, pero hay que decidir, hacer costuras cerrar esas piezas huecas para llenarlas de fuego.