Despierta, cariño | Historia propia, parte 1.

in #spanish7 years ago (edited)

Entré y la vi. Ahí, con esos preciosos ojos grises que recuerdo, pero estaban cerrados. Mi corazón se dio un vuelco. Jamás pensé que la volvería a ver, y menos de esta manera. 

Me adentré un poco más en la habitación, las paredes estaban pintadas de una triste mezcla gris y azul, casi incolora.  Sé que no le gustaban los hospitales, y mucho menos con estos colores que en nada hacían juego con su personalidad tan alegre.

En la mesita al lado de su camilla habían varias notas, flores –quien las haya puesto allí, no la conoce de nada, pues ella odia las flores- globos y algunos medicamentos.

Ella estaba pálida, aún más delgada y sus ojeras me reflejaban la poca vida que le queda, y no es que sea médico, sino que puedo notar cuan agotado está su cuerpo de tanto luchar.

Mis intentos de no hacer ruido fueron en vano, cuando al sentarme en el mueble a su lado, este rechinó como el piso de madera de una casa vieja. Y entonces  ella me vio, apenas despertando, y tengo la impresión de que creyó que aún soñaba. 

Parpadeó débilmente varias veces, hasta que fijó sus ojos en mí. Me miró hasta donde alcanzó su mirada sin tener que mover la cabeza. Su mirada no pudo ser más tierna. Ella seguía amándome y yo me sentía aún más imbécil de lo acostumbrado. 

-Lo siento… no quería despertarte- le dije, un poco nervioso.

-Pensé que no vendrías-dijo. Cuanto extrañaba su dulce voz.

-Estás horrible.

-Al menos ese habría sido un buen motivo para marcharte, pero ni en estas circunstancias lo estoy.

-Tu ego contiene más helio que los globos sobre tu nueva mesita de noche.

-Eres muy cruel, Isaac.

-Ya me conoces.

En realidad, ella tenía toda la razón en decir que en ninguna circunstancia estaría ‘horrible’. Es una mujer hermosa, siempre lo ha sido. Luego de cinco años sin verla, ha cambiado bastante, pero no deja de ser preciosa. 

-¿Cómo has estado?-termina por decir.

-Bien, mis pinturas han tenido algo de reconocimiento, aunque en ocasiones se me va la inspiración.

-Ese trasero por el cual me dejaste parece ser solo eso, un trasero.

-Lo dejé con Rachell hace unos años-Estaba comenzando a irritarme. Isabelle no perdía oportunidad para recordarme lo miserable que fui al haberla dejado sin ninguna explicación. Pero no podía culparla, mucho menos en esta situación. 

Tenía muchas ganas de rozar sus mejillas con mis manos y besar sus labios. Estaba comenzando a pensar que todo esto era mi culpa, pero no creo que ella se hubiese dejado caer de tal manera por mí. 

-Ya. Lo siento, no quise entrometerme en tu vida-la chispa en sus ojos desapareció. Bajó la mirada hacia su cuerpo y se cubrió hasta el cuello con la sábana.

Sus manos comenzaron a temblar y supe que algo no iba bien. Cerró los ojos con fuerza, y, como creyendo que no la veía, miró hacia mí con cautela. Para su sorpresa, yo la miraba fijamente. No entendía lo que estaba sucediendo, ella se sonrojó y volvió a apartar la mirada.

-¿Te sientes bien?-le pregunté. 

-Estoy bien-evitaba mirarme a los ojos-solo tengo un poco de frío.

-¿Quieres que llame a una enfermera? 

-No es necesario, me han medicado recientemente y aún no conviene una nueva dosis. No quiero volverme dependiente de los antibióticos también.

-¿Qué ha sucedido?

-Te he dicho que tengo frío.

-No, lo que quiero saber es cómo has llegado a este punto. Mírate, ¿cómo piensas darme hijos si estás a punto de morir?

Sus ojos se nublaron y supe que la había herido con ese comentario. Debo dejar de ser tan idiota-pensé-. Extendí mi mano para que ella me diera la suya, y en cuanto lo hizo, la sostuve por tanto tiempo, en silencio, que sentí el mundo caer bajo mis pies.

-Lo lamento, no quise hacerte daño con ese comentario.

Ella se repuso, tomó un impulso y se recostó sobre unas cuantas almohadas hasta quedar inclinada.

-No te preocupes, no es que quiera darte hijos ahora, tampoco. Ha pasado suficiente tiempo como para saber que me dejarías botada, incluso con ellos, y luego no te preocuparías por hacerles alguna llamada siquiera. 

Me ha dado en la tecla. No sabe lo que he tenido que aguantarme al alejarme de ella para que esté bien. Después de haberme ido no veía justo para ella que la buscase. No merece a alguien como yo, merece a alguien mucho mejor y que pudiera darle la estabilidad que ella necesitaba. 

Joder, ¿por qué tuve que irme de su vida? Quizás yo la hubiese podido ayudar, quizás no estuviese tan mal en este momento. 

Estaba a punto de perder a la mujer de mi vida y tenía que hacer algo para salvarla. 
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Hola, steemians. Esta es la segunda historia que escribo y publico por acá, la cual espero también les guste. Estaré publicando su continuación en los próximos días. ¡Saludos! 

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Buena historia, muy bien trazada y llevada. Espero la continuación.

Siempre tan atento. Gracias, espero compartir la continuación próximamente <3

Muy buena historia, me ha gustado muchisimo.

Qué bueno que te haya gustado, ya he publicado dos partes más. Un saludo!

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