Irene: recuerdo perfectamente el día en que te conocí: subía la escalera para llegar al aula de clase y antes de entrar, allí te vi sentada junto a otras chicas. Me deslumbraron tus ojos y me desarmó tu sonrisa. Un hola salió vacilante de mi boca y bastó para que te fijaras en mí.

Así comenzó todo, cursamos juntos el semestre y cuatro años después nos graduamos. Esa noche, ya muy tarde, saliendo del club, amanecimos juntos. Luego de dos meses, la iglesia nos unión "hasta que la muerte nos separe…"

Una década juntos y Taya, nacía para llenar y complementar nuestro hogar de alegría. Taya fue lo mejor que nos ha pasado, llenó un vacío en nuestras vidas. Taya, nos enseñó a ser humildes para soportar las vicisitudes, paro soportar las pérdidas..., para soportar...

Así quedamos solos nuevamente; destrozados, pero unidos, siempre unidos, unidos…

Irene: hoy recuerdo esos terribles seis meses de agonía; a mediados de 2016, cuando recostada junto a mi expiraste. Ya no estás a mi lado; insensible granuloma mamario que me alejó de ti. Mis dos amores yacen en mis recuerdos, viven en mis sueños… Esperan por mí, pacientemente.

Recuerdo... Irene, Taya...