Quiero

Quiero que deslices tu lengua hacia lo más profundo de mi fuego, esa caverna que se inunda con solo recordar tu piel y olor. Quiero que la muevas sin descanso formando remolinos donde se ahoguen nuestras penas. Quiero que cuando te sacies de mi miel, me tomes firmemente en pleno frenesí y me hagas gritar con la fuerza de tus vaivenes. Que beses mi cuello tentador mientras me comes y tus manos recorran mi espalda delicadamente. No obstante, al final de su recorrido, que tus manos escalen las redondas lomas y reposen un instante allí apretando fuertemente para producir más calentura. Ojalá que acabes esa travesía con unas palmadas firmes y sonoras, mis nalgas las piden sin chistar.

Después de la fusión de nuestras bocas, quiero que sigas bajando y tu lengua se distraiga con mis pezones. Podrías succionarlos o incluso morderlos, así mi delirio aumentaría a pasos agigantados. De un momento a otro, con tus rosados labios tersos y sugerentes, cubrirías mis aureolas chocolate. Luego quiero que juegues con ellos usando tus manos. Pero no te detengas ahí, pues quiero que conozcas las debilidades y exigencias de mi cuerpo. Este que te llama desesperadamente, vibrando con los recuerdos del tacto ofrecido hace ya tanto tiempo. Quiero que vuelvas a mí con tanto brío y rebeldía como la última vez que me acariciaste.

En resumen, quiero que me hagas temblar, extasiada de tanta pasión.