Saskatchewan era un tranquilo pueblo canadiense que, en un abrir y cerrar de ojos, fue azotado por un oscuro mal: la esquizofrenia. Personas de distintas edades se perdieron en su propia realidad distorsionada y no hubo más remedio que recluirlas en un centro asistencial donde los doctores no supieron qué hacer. Hasta que un día, Humprey Osmond, un inglés expatriado llegó a salvar el día y junto a Abraham Hoffer, un psiquiatra-bioquímico, se dedicó desde 1952 a investigar las causas de ese trastorno.

Gradualmente, se unieron más psiquiatras como Duncan Blewett, bioquímicos y afines para luchar contra ese mal, formando un escuadrón investigativo. Muchos fueron los que ayudaron a impulsar este proyecto, pero uno de los más controversiales fue Tommy Douglas. Este político les permitió experimentar con diversos alucinógenos y aceptó los métodos poco ortodoxos que proponían. En sus inicios, los doctores purificaron una suerte de extracto de esquizofrenia. Como era un derivado de la adrenalina, lo llamaron "adenocromo" y apenas lo probaron experimentaron diversas sensaciones —el mundo de la esquizofrenia, según ellos—.

Como era de suponer, el adenocromo no era estable, así que optaron por usar un fármaco nuevo: dietilamina de ácido lisérgico 25. Un compuesto descubierto por Albert Hoffman en 1943 al estudiar el hongo parásito del centeno. Dicha sustancia, permitía retozar en aromas, sonidos y colores. La forma, junto al significado del entorno (y de los pensamientos) no era el mismo, se podía sentir verdaderamente el espacio. Por eso, Blewett Osmond y Hoffer pretendían llegar al mismo nivel de conciencia de sus pacientes. Además ellos pensaban férreamente que era la única forma en la que podían salvarlos.

Además de tratar esquizofrénicos, intentaron curar el alcoholismo asustando a los pacientes con horrendos viajes. No obstante, al probar esa delicada sustancia los neurotransmisores de sus pacientes fueron neutralizados; la agradable distorsión de la realidad los colmó de nuevos propósitos y comprensión de sus problemas. Adicionalmente, el vínculo con los doctores se volvió más estrecho, debido a que comenzaron a consumir juntos. La empatía rebosaba la habitación.

Luego de tal éxito, el escuadrón fue cada vez más apoyado. Incluso, Aldous Huxley, un fantástico novelista, promocionó indirectamente al movimiento con su libro “Las puertas de la percepción” inspirado en la mezcalina. Gracias a que, luego de citar a Osmond para compartir días geniales (y bastantes peticiones), éste le preparara tal sustancia a un nivel alto de pureza. Además afirmaba que los alucinógenos permitían habitar distintos mundos maravillosos. La amistad con el doctor desbordaba la creatividad de ambos y en un intercambio de correos se creó la palabra “psiquedelia”, ampliamente usada para describir efectos alucinógenos. Osmond creó esa palabra refiriéndose a que al utilizar LSD, el alma se manifestaba. Tristemente no todo fue color de rosas, Humprey se retiró de Saskatchewan, abatiendo a Hoffer y al mundo, dado que después la investigación no fue igual.

En 1961 salieron al mercado los primeros cigarrillos con LSD e impulsados por Timothy Liri, los universitarios utilizaron desmedidamente la sustancia, hasta su prohibición. Tal fue la imprudencia de Liri que Huxley, y Blewett lo reprendieron, pero ya el daño estaba hecho: la investigación sobre el LSD se vio truncada por los conservadores.