¡Es Hora de Asumir el Control! - Reflexiones

albertogm (63)in #spanish • 8 years ago (edited)

Tanta verborrea verbosa y nosotros aquí de espectadores.

Tengo mucho tiempo viajando y conociendo diferentes culturas y estilos, adaptándome a diferentes patrones, asumiendo nuevos valores, y con el tiempo me he dado cuenta que hay tipos universales de personas, simplificando las aristas con el fin ilustrativo de esta idea, pienso que hay dos condiciones que afectan a las personas, en todo momento y lugar, donde todos hemos sido unos u otros, donde a veces somos los que contemplan y otras veces los que actúan.

El tiempo pasa, y muy rápido, sin preguntarnos o pedirnos permiso. Gran parte de nuestras frustraciones es ver la vida pasar mientras estás queriendo hacer otra cosa. Aquí voy llegando a mi punto. Los días pasan por nosotros sin pensar en nuestro cronograma particular. Nuestros planes se ven desechos cuando nuestra ventana de acción se pierde, se llena de otras ocupaciones o simplemente ya no se tiene tiempo para siquiera actuar. Este es el factor injusto de la ecuación, aquello que está fuera de nosotros y no podemos cambiar. Esta incapacidad de actuar nos letarda y lleva a un estado contemplativo. Nos volvemos espectadores nuestra propia película, mientras está siendo dirigida por otros, o así lo pensamos.

Nos sentimos apabullados por las miles de oportunidades que tenemos, nos envolvemos en el caos cotidiano de las mil cosas que queremos hacer, atiborrados de información (deseada y no deseada) y aun así tenemos que tener una visión de algo llamado futuro donde tenemos que tomar acciones estratégicas para llegar a este. Lo planteo así para hacer empatia con esta actitud contemplativa, que todos en algun momento hemos asumido. Es facil dejarse llevar por la corriente de una sociedad engranada hacia cierto sentido o meta. Es más facil darse cuenta de que era muy dificil o no teniamos tiempo para algo y desecharlo, que de hecho ir a actuar contra la adversidad para obtenerlo.

A veces pienso que puede ser un factor perezoso de nuestra condición que nos quita la voluntad de hacer cosas, pero en un segundo análisis creo que tiene más que ver con nuestra percepción del tiempo y nuestro juicio personal hacia el mismo.

Cuando se tiene fe en que el tiempo es infinito no se tiene prisa.

Aunque nuestro tiempo no sea infinito, ya que somos seres mortales y no poseemos dones clarividentes (por lo menos no los mortales como yo) atendemos nuestros asuntos con un cronograma flexible, sin una meta concreta. Ya que nadie tiene descubierto el futuro, damos cabida a lo inesperado. Nos tornamos turistas de la realidad. Deliberadamente aceptamos la sorpresa del futuro como una oportunidad a que el tiempo se haga con el poder de adaptarse a nuestros deseos y no del modo contrario.

Aceptamos la derrota ante el dios Cronos (o introduzca aquí la deidad relativa al tiempo de su preferencia) y nos convertimos en complacientes con nuestra inercia. Nos deslastramos del poder de acción en la línea temporal de nuestra vida. Sin hacer un juicio de valor a esta condición, ya que no lo veo con un sentido maniqueista, como lo decía al principio, no tenemos exclusión absoluta de estas dos condiciones, solo que nos colocamos en una u otra dependiendo de la tarea, momento y/o lugar.

La disruptiva de esta parálisis viene dada con el condicionamiento de nuestras acciones hacia un tiempo finito, relevante mas no injusto. El tiempo es un ciclo de días que usamos para contar nuestra progresión en la vida. Un programa calculado que nos dá una perspectiva del menú de opciones que tenemos en nuestro poder. Pero, el tiempo no está calculado según nuestros designios personales. Tomamos la virtud de protagonista en nuestra historia cuando se siente que este puede ser el último episodio de nuestra novela.

Mujeres y hombres, niños y adultos, todos partimos de puntos diferentes, perspectivas y agendas únicas, pero compartiendo el mismo contexto. Partiendo de un ejercicio lógico, no hay escenario donde todos pueden ser protagonistas. Un concepto fundamental es que para que la luz brille en alguno tiene que salir de foco otro. Una metáfora para la misma dinámica entre ver y actuar. Cambiamos de roles continuamente en el juego de la vida, a veces conscientemente, otra veces por coerción y en otras, simplemente la inercia de la pereza que nos invade al ver que no tenemos poder sobre nada. Todas verdades y todas mentiras. El poder no siempre está en nuestras manos, pero ser actor de nuestra vida no es una condición casual, es nuestra voluntad de vivir!

Tomar riendas en el asunto no significa ser irreverente o disruptivo del sistema, lo veo como tomar cuenta de que el tiempo es finito, de que tal vez no haya un mañana y que el ahora es el estadio donde se puede tomar acciones propias y pensadas. El mañana es un concepto surreal que nos engaña, porque aunque parezca garantido es un escenario igual de hipotético y cambiante como hoy.