Carta abierta a mi editora. (En el supuesto caso de que existiera), de un escritor frustrado.

Puede hacer usted con mis escritos lo que quiera: publicarlos o quemarlos, editarlos o no, guardarlos o no, modificarlos o no…, solo le pido de favor, antes que nada, que vuelva a leerlos. Quiero que cambia cada palabra que no sea digna de leerse, no debe uno ofender y hacerle perder el tiempo al probable lector.

Deseo que nuestra relación sea profesional y honesta. Es por esa razón que no le entrego un escrito al azar, deseo que este borrador que tiene en sus manos; sea el inicio de una buena relación. Esto debe ser como un lienzo que está próximo a pintarse, cargado potencialmente de una creatividad imaginaria.

Nuestra relación debe ser intelectual, y sin pretender yo dibujar mi vida en los márgenes de un hipotético cuadro, más bien deben estar los trazos de mis escritos en el lugar del lienzo donde sea prudente. Se busca con ello no un aislamiento sino ¡encontrar la soledad!

Es por esa razón que le escribo esta epístola. He pensado mucho que escribirle me reta a descubrir cuál debe ser el color de los trazos de nuestra relación en nuestra amistad como un lienzo. Para salir airoso cito el siguiente poema:

“El papel en blanco,
La tinta y la pluma
Me aterrorizan.
Sé que se alían
Contra mi voluntad de escribir”.
Cocteasu.

No me refiero con la cita anterior, al acto mismo de escribir y su método, pues contrario a lo que quiso expresar Cocteau, a mí me agrada y entusiasma escribir. ¡A cada momento escribo¡ por ese lado, tengo una actitud exhibicionista.

Más bien, me aterroriza la idea de escribir sobre mí. Como decía, siempre quise dibujar mi vida y mis ideas en los márgenes del lienzo literario. ¡Y es que mi vida en verdad me duele¡ anhelo que usted sea mi opio.

“Mi corazón es una ánfora
Que cae y que se parte…
Tu silencio lo recoge y lo guarda, roto, en un rincón…
Mi idea de ti es un cadáver que el mar trae a la playa…
Y mientras tanto, tu eres la tela irreal en que yerra mi arte, el color”.
Pessoa.

Espero acepte usted ese deseo que tengo pues si bien he recurrido a la narrativa; es para perdonarme a mí mismo mi acto esquizofrénico de una persona cuerda.

Fuente de la imagen.