Entonces, cada vez que podemos, nos acercamos a él , el cantando con su susurro cuando está tranquilo.
Cuando el agua besa la arena con suaves labios, cuando el tiempo parece detenerse y solo estás tú y el mar.

Otras veces miramos hacia los acantilados y podemos ver las rocas retorcidas por el movimiento de la tierra, rocas que se sumergen en sus aguas, perdiéndose en el horizonte, dejando pequeñas cavidades donde la vida y el color se desbordan.

A veces o muchas veces el mar está enojado y sus aguas tranquilas se convierten en ese ser aterrador, donde no se puede calcular su fuerza.

Donde te sientes pequeño muy pequeño y solo te atreves a mirarlo desde lejos, con precaución, ese cuerpo de agua puede ser destructivo y peligroso, pero también hermoso, nos hace temblar con cada latigazo de sus olas y vemos la espuma que nos roza la cara y nos reímos con miedo o simplemente con alivio que no nos ha atrapado.

También hacemos del mar nuestro patio de recreo jugando con las olas o simplemente disfrutando de nuestros deportes favoritos.

Al mismo tiempo, piensas que es un extraño, que vives con él y no lo conoces, que es más de lo que parece, que está lleno de vida y que nunca sabremos lo que esconde.

Mar que estamos dejando morir con plásticos y pesticidas.
Con cuerpos humanos que dan sus vidas por un poco de libertad.

Recoge todo sin protestar, pero hay de nosotros cuando el mar está realmente enojado y su fuerza barre ciudades y pueblos.
Entonces todo es llanto y pérdida sin darse cuenta de que somos nosotros los que atacamos y él solo se defiende.

Si vives cerca del mar aprovecha su dulzura y enojo, él te hará soñar.

Canon PowerShot SX730 HS

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